El sacerdote Sergio Gutiérrez se ha ganado, a través de los años, el respeto y el cariño de quienes lo rodean. Ha sabido combinar su pasión por el deporte de la lucha libre y su amor por el servicio al prójimo. Es Fray Tormenta el hombre, el sacerdote, el amigo

 

El padre Sergio Gutiérrez Benítez es conocido en México y en buena parte del mundo como Fray Tormenta. Es un sacerdote singular: desde los cuadriláteros de la lucha libre –deporte que tiene mucho arrastre en México, sobre todo entre los sectores populares del país—lucha por convertir a Cristo a los jóvenes, sacarlos de la droga, del alcohol, de la prostitución. Fray Tormenta nació el 29 de mayo de 1945. A los 11 años se inició en las drogas y el vandalismo en la ciudad de México. Rehabilitado, ingresó al seminario con los padres Escolapios. Sus estudios los realizó en Europa. Fue ordenado sacerdote entre drogadictos delincuentes y prostitutas el 26 de mayo de 1973. Fundador de la casa hogar de sus cachorros, llegó a tener a 250 niños al mismo tiempo albergados. Muchos de ellos hoy han formado sus propias familias y alcanzado a ser profesionistas. Luchó al lado de El Santo «El enmascarado de Plata» y de Blue Demon, así como del Huracán Ramírez. Ídolo en Japón, EUA y México, maestro del Místico y el Sagrado y toda una generación de atléticos luchadores rescatados de las drogas.

Hoy, con diabetes y cataratas, sigue luchando para mantener a sus cachorros. Y, sobre todo, sigue desempeñándose como sacerdote y es párroco en la ciudad de Texcocoen el Estado de México.

 

¿Quién es Fray Tormenta?

Fray Tormenta es un sacerdote que se tuvoque poner una máscara y dedicarse a la lucha libre para poder sacar adelante a los niños huérfanos desamparados. «Soy un luchador de Dios y, después, un luchador para la humanidad».

 

¿La misión de Fray Tormenta?

Es sacar a los niños y a los muchachos de las drogas, de la delincuencia, de la prostitución, para hacerlos hijos de Dios y que puedan servir al pueblo mexicano.

 

¿Cómo pueden ser felices los jóvenes? ¿Qué tienen que hacer?

Como Fray Tormenta, te digo: no te metas en lo que no te importa, y como sacerdote, repito lo de San Agustín: ama a Dios y haz lo que quieras… El secreto de la felicidad está ahí en amar a Dios, pero ese amor que san Pablo nos dice, no ese amor que nosotros conocemos, ese amor que nosotros hemos degenerado, ese amor que hemos prostituido. Dios es amor, porque es el único que nos comprende.

 

¿Se puede dejar los vicios?

Claro que se puede. Casi nadie lo sabe, pero antes de ser sacerdote yo fui drogadicto y el secreto es saber huir a tiempo. La curación no te la da un centro de rehabilitación, la curación la tienes tú, la decisión la tienes tú. Todo lo puedes en Cristo que te fortalece.

 

A los que están pensando en suicidarse, ¿qué les diría Fray Tormenta?

Que la vida es muy bonita sabiéndola vivir. Yo creo que Dios nos ha puesto en esta vida para gozar… Nadie da lo que no tiene, yo me tengo que llenar de amor para poder trasmitir el amor ¿Que piensan en suicidarse? ¿Por qué? ¿Por un problema?

Todos tenemos problemas. Si todos, por un problema, nos ahorcáramos, no alcanzarían los árboles… Tenemos que vivir intensamente a Cristo para poder disfrutar de la vida. Sigamos haciendo la prueba y veremos qué bueno es el señor…

 

El mensaje para los jóvenes que vivirán

la JMJ en Río…

Que gocen intensamente su juventud, que la disfruten, pero a través de Cristo. Cristo es el que nos mueve, Él nos lleva, Él hace que nos movamos; Él nos da un corazón para amar. Necesitan un mayor acercamiento a Dios: no confundan la libertad con el libertinaje. Hagan deporte; mente sana en cuerpo sano, porque la ociosidad es madre de todos los vicios; hagan deporte, el que quieran… futbol, tenis, frontón, natación y lucha libre, aquí estoy para enseñarles. Están llamados a ser «luchadores de Cristo», por sus semejantes,

por sus próximos, al que está al lado suyo, tu padre, tu madre, tus hermanos, tu abuela, tu abuelo, a eso hemos sido llamados. La lucha se hace, pues que se les note. Indiscutiblemente, la lucha los puede llevar a la santidad.

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