Fomentar la comunión en todos los ámbitos de la vida para crecer en la unidad que Dios nos da y para favorecer el camino ecuménico. Este ha sido el mensaje que el Papa Francisco destacó en su mensaje ante los miles de files reunidos en la Plaza de San Pedro este miércoles de Audiencia General.
En la catequesis sobre la Iglesia resaltó la nota «una»: «En efecto, la Iglesia es única y es en sí misma unidad, aunque esté esparcida por todo el mundo y haya muchas diversidades». Y dijo que eso se hizo evidente en la reciente Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro: «tantos rostros, tantas lenguas, tantos lugares de proveniencia, pero una sola Iglesia, como una gran familia, unidos como hermanos en una misma fe y esperanza, en la caridad y en los sacramentos, en el ministerio apostólico instituido por Cristo».
Después lanzó la pregunta directa: «¿Vivimos así, o estamos encerrados en nosotros mismos o en nuestro propio grupo? ¿Nos preocupamos por los demás, aunque estén lejos? ¿Rezamos por ellos? ¿Especialmente por los cristianos que están perseguidos? A veces surgen tensiones y conflictos que hieren la unidad de la Iglesia, pero somos nosotros quienes las provocamos».
Acto seguido el Papa señaló lo que para él es una de las cosas que más desunen a la Iglesia: «el chismerío». Y dijo en tono coloquial: «Un cristiano no puede ser ‘chusma’, no puede andar hablando mal de otro. Le conviene primero morderse la lengua y después hablar mal de otro».
El Santo Padre exhortó a «fomentar siempre la comunión en todos los ámbitos de la vida para crecer en la unidad que Dios nos da, y también para favorecer el camino ecuménico. Y, como esta unidad no es fruto de acuerdos humanos, sino obra del verdadero artífice, el Espíritu Santo, hemos de pedirla con perseverancia en la oración».