Este día 21 de septiembre estamos celebrando el Día Internacional de la Paz, propuesto por la Organización de las Naciones Unidas, (ONU), como una valiosa ocasión para reflexionar, un día en el que reiteramos que creemos en la no violencia e instamos a que cesen las hostilidades a nivel mundial.
A lo largo y ancho del mundo este día se están sucediendo diversos actos con un mismo objetivo: hacer conciencia de que la paz es una tarea que compete a todos. Es sabido que la «paz» no es la mera ausencia de la guerra, como tantas veces se ha dicho, sino que entraña todas las posibilidades para que las personas y los pueblos puedan vivir con dignidad.
La ONU ha sugerido que todas las personas dondequiera que se encuentren, al mediodía hora local, «guarden un minuto de silencio en honor de quienes han perdido la vida en situaciones de conflicto y de quienes les han sobrevivido y hoy día enfrentan traumas y sufrimientos».
Educar para la paz
Este año, la ONU ha centrado sus esfuerzos a promover la educación para la paz. «La educación es vital para fomentar la ciudadanía mundial y construir sociedades pacíficas». En la visión del organismo internacional, está la convicción de que al asegurar que todos los niños asistan a la escuela y aprendan bien, en esa medida estarán más preparados para la vida en el siglo XXI.
«En este Día Internacional de la Paz, comprometámonos a enseñar a nuestros hijos el valor de la tolerancia y el respeto mutuo. Invirtamos en las escuelas y los maestros que construirán un mundo justo e inclusivo que abrace la diversidad. Luchemos por la paz y defendámosla con todas nuestras fuerzas».
El Papa, se suma a las iniciativas de Papa
Con un pensamiento especial dirigido a la tragedia humana que sufre la querida población siria y perseverando en sus apremiantes llamamientos, el Santo Padre ha invitando a rezar por la paz, ante este Día Internacional de la Paz, de la ONU y aunando su voz a la exhortación del Consejo Mundial de las Iglesias.
«Cada año, el 21 de septiembre, las Naciones Unidas celebran la Jornada Internacional de la Paz y el Consejo Ecuménico de las Iglesias llama a sus miembros para que en ese día recen por la paz. Invito a los católicos de todo el mundo a unirse a los otros cristianos para continuar a implorar a Dios el don de la paz en los lugares más atormentados de nuestro planeta. Que la paz, don de Jesús, pueda habitar siempre en nuestros corazones y sostenga los propósitos y las acciones de los responsables de las Naciones y de todos los hombres de buena voluntad. Comprometámonos todos en alentar los esfuerzos para una solución diplomática y política de los focos de guerra que aún preocupan.
Mi pensamiento se dirige de manera especial a la querida población siria, cuya tragedia humana puede ser resuelta sólo con el diálogo y la negociación, en el respeto de la justicia y de la dignidad de cada persona, especialmente de los más débiles e indefensos.»