Por Gilberto Hernández García /

La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba ha publicado este día 15 de septiembre una carta pastoral que, bajo el título «La esperanza no defrauda», desea aumentar en los  corazones de los cubanos «la esperanza que debe animar a cada persona y a cada pueblo».

En el documento, los obispos de la Isla hacen un detallado análisis de la realidad que vive el pueblo cubano, con sus avances y retrocesos, y exhortan, incluso al propio Gobierno, a profundizar y avanzar en las reformas que lleven al país a mejorar la calidad de vida y a darle cabida a valores trascendentes que acompañarán esos cambios.

Libertad y autonomía social

Al referirse a la libertad, los obispos señalan: «la libertad que Dios concibe para el hombre es una libertad responsable por la vida y el destino de quienes están a nuestro lado». Y le recuerdan al Gobierno su obligación de «procurar el bien de todos los ciudadanos y la mejor manera de lograrlo es teniendo en cuenta los justos intereses de cada grupo humano».

En la carta pastoral señalan que  «No se debe temer al desarrollo de una autonomía social fuerte y responsable»,  lo que llevará a una sociedad más madura, basada en la solidaridad y trabajo común y a un Gobierno sin paternalismos.

Cambios significativos pero insuficientes

En el escrito también se ponderan los cambios que han venido sucediendo en Cuba en los últimos años, como «la eliminación de ciertas medidas restrictivas que atentaban contra la dignidad de los ciudadanos por ser limitaciones impuestas a la libertad misma de los cubanos»,  gracias a un conjunto de medidas que inciden en el entorno económico, social y, hasta cierto punto, político. Y añaden, que en esas «reformas incipientes que se inician vemos ya un reflejo claro, aunque aún incompleto, de demandas largamente anheladas por la población cubana».

«Confiados en el Señor esperamos que estas reformas, al igual que otras acciones que consideramos necesarias, lleguen ciertamente a alcanzarse, pues experimentamos apremio en la ciudadanía con respecto a esas aspiraciones, ya que en ello tienen puestas sus esperanzas muchos de nuestros conciudadanos», dice la carta pastoral.

Los obispos miran con buenos ojos las nuevas generaciones de cubanos, que tiene su propia interpretación de la realidad, con sus aspiraciones e intereses propios, diferentes de los que tuvieron sus antecesores: «Esta generación vive con el firme deseo de que no sólo el presente sea mejor que el pasado, sino que el futuro sea mejor que el presente».

El episcopado cubano señala que la urgencia de los cambios que necesita el país «encuentra su fundamento en una experiencia vivida desde las limitaciones, la escasez, la falta de progreso personal o familiar de no pocos cubanos, quienes sienten que la vida se acaba con el paso de los años sin poder concretar las aspiraciones propias de todo ser humano y familia».

Urge nuevo orden político

En la parte medular del mensaje, los prelados subrayan que Las esperanzas de un futuro mejor incluyen también un nuevo orden político. Y abundan: «Como ha venido ocurriendo en el aspecto económico, creemos imprescindible en nuestra realidad cubana una actualización o puesta al día de la legislación nacional en el orden político».

Para lograr tal objetivo, enfatizan que el diálogo entre cubanos abre un camino de esperanza, « pues el diálogo siempre es enriquecedor porque brinda posibilidades de aportar nuevas ideas y soluciones a los problemas o conflictos que se afrontan».

En el mensaje se recuerdan las palabras del beato Juan Pablo II, dichas minutos antes de concluir su viaje a nuestra patria: «En nuestros días ninguna nación puede vivir sola. Por eso, el pueblo cubano no puede verse privado de los vínculos con los otros pueblos, que son necesarios para el desarrollo económico, social y cultural».

Familia y jóvenes, esperanza de la nación

El mensaje incluye algunas exhortaciones dirigidas a la familia y a los jóvenes, como esperanza de la nación. Señalan que la realización personal es necesaria para la esperanza, y que cualquier proyecto social debe abrir espacios para los proyectos de vida personal y familiar de los ciudadanos y deben armonizarse mutuamente. «Al no haber correspondencia entre el proyecto social y el personal se genera la frustración, y éste es uno de los factores que potencian el deseo de emigrar, sobre todo, entre los jóvenes».

Por último animan a los jóvenes a cuidar su mente, su cuerpo y su corazón, «aprendan a buscar siempre la verdad en su vida, para que no vivan en la ilusión o en el vacío existencial, sino edificados sobre el cimiento firme de la verdad. Sólo así se harán dueños y responsables de su vida. Ustedes son la dulce esperanza de la Patria,  llamados a construir no sólo la Cuba del futuro, sino la Cuba actual».

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