Un sorpresivo intento de tomar la ciudad de Zamboanga, en Filipinas, por parte del grupo separatista islámico Frente de Liberación Nacional Moro (FLNM), resultó en el secuestro de unas 250 personas, entre quienes se encuentra el sacerdote Michael Ufana. Entre los atrapados en una de las poblaciones bajo control de los rebeldes podría estar otro sacerdote, cuya identidad fue reservada por la Arquidiócesis para no poner en riesgo su seguridad durante la situación. Esto informa Ayuda a la Iglesia Necesitada en su portal de internet.

«Tenemos dificultad para llegar hasta el lugar porque está acordonado por los militares», explicó a la emisora católica Radio Veritas Monseñor Crisólogo Manongas, Administrador de la Arquidiócesis. «Es muy peligroso porque hay enfrentamientos alrededor de la iglesia y ellos no pueden salir». El Administrador también afirmó que pudo tener contacto telefónico con el padre Ufana, de la Parroquia de San José, quien le informó que las personas que se refugiaron en el templo carecen de agua y alimentos.

La crisis humanitaria ha motivado la respuesta de la Iglesia, que realiza esfuerzos para atender a los miles de personas que huyeron ante los enfrentamientos. «Estamos en una situación muy tensa», explicó Monseñor Manongas. «Estamos aún monitoreando la situación y tratando de ayudar a los evacuados», explicó, al tiempo que describió que se prepararon alojamientos de emergencia en escuelas y otros lugares. «Nuestro personal de acción social regresará allí a ayudar a esta gente».

Según informó la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas, unas 1.500 personas tuvieron que refugiarse en el Estadio Grandstand, mientras que cerca de 400 permanecen en la parroquia y escuela de Tetuán, además de otro centenar que está alojado en un centro de evacuación en Talon-Talon.Mientras persiste la confrontación, se mantiene aislado el «pueblo» de la ciudad, al igual que el centro de comercio y todos los servicios como tiendas, centros comerciales, bancos, supermercados e instituciones educativas.

«Estamos ayudando. No tenemos miedo», comentó el Administrador. «Nuestro centro de acción social aquí está trabajando duro. incluso estamos poniendo nuestras vidas en riesgo para ayudar a estas personas». Sobre la situación de seguridad de los sacerdotes y los civiles tomados como rehenes, Monseñor Manongas afirmó que los católicos ponen esta situación en las manos de Dios. «Estamos orando. Eso es todo lo que podemos hacer por ahora porque debemos dejar el resto en manos de las autoridades», concluyó.

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