Por Gilberto Hernández García /
Cerca de 31 millones de niñas en edad de educación primaria y 34 millones de niñas en edad de secundaria no iban a la escuela en el año 2011, según un informe de la UNICEF. Esta es sólo una de las enormes desventajas que las niñas sufren en el planeta, por el sencillo hecho de ser mujeres.
El Día Internacional de la Niña, que se celebra cada año, desde el 2011, el 11 de octubre, busca hacer conciencia entre la población mundial de la necesidad de promover acciones que permitan que las niñas puedan acceder a un desarrollo integral, con las mismas oportunidades que los varones.
Educación y tecnología: innovar y formar
Este año, la celebración se centra en la innovación para la educación de las niñas. Un uso inteligente y creativo de la tecnología es una de las vías para superar los obstáculos de género en el aprendizaje y el rendimiento de las niñas. Pero la innovación en las alianzas, las políticas, la utilización de recursos, la movilización de las comunidades y, sobre todo, la participación de las propias niñas y jóvenes, pueden convertirse en importantes fuerzas para el cambio.
«El cumplimiento del derecho de las niñas a la educación es, ante todo, una obligación y un imperativo moral. También hay pruebas abrumadoras de que la educación de las niñas, sobre todo en el nivel secundario, es una poderosa fuerza que transforma a las sociedades y a las propias niñas; es un elemento positivo que permanece constante en casi todos los resultados previstos para el desarrollo, desde la reducción de la mortalidad y la fecundidad hasta la reducción de la pobreza y el crecimiento con equidad, el cambio de las normas sociales y la democratización», dice la UNICEF al presentar las actividades por el Día de la Niña.
Entre avances y tareas pendientes
Aunque se reconocer avances importantes en la la mejora de acceso de las niñas a la educación en las últimas dos décadas, muchas niñas, especialmente las más marginadas, siguen estando privadas de este derecho fundamental. Las niñas de muchos países siguen sin poder asistir a la escuela ni terminar sus estudios debido a obstáculos relacionados con la seguridad, la financiación, las instituciones y la cultura.
Incluso cuando las niñas van a la escuela, la percepción de un rendimiento insuficiente debido a la mala calidad de la educación, las aspiraciones reducidas, o las tareas domésticas y otras responsabilidades, les impiden asistir a la escuela o lograr resultados adecuados en materia de aprendizaje. Todavía es necesario lograr el potencial transformador de las niñas y las sociedades que promete la educación.