El Servicio Informativo Vaticano (VIS) ha dado a conocer que el Consejo Ecuménico de las Iglesias de Ginebra (WCC) celebrará, del 30 de octubre al 8 de noviembre, su décima Asamblea General en Busan, en la República de Corea del Sur, con el tema: «Dios de vida, condúcenos a la justicia y la paz».

La Asamblea, considerada el órgano de gestión más importante de la WCC, se convoca cada 7 años y a pesar de que la Iglesia Católica no es miembro, mantiene una colaboración con este organismo, participando en la búsqueda teológica de la Comisión Fe y Constitución sobre las principales cuestiones que dividen aun a los cristianos en el campo de la eclesiología y sobre todo a través de un Grupo Mixto de Trabajo que coordina las diferentes actividades e iniciativas comunes. Debido a ello, una delegación católica estará presente en Busan en calidad de observadora.

Con este motivo el Santo Padre ha enviado un mensaje al Cardenal Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, en el que expresa su deseo de que esta Asamblea “ayude a consolidar el compromiso de todos los seguidores de Cristo a la intensificación de la oración y la colaboración al servicio del Evangelio y al bien integral de nuestra familia humana”.

“El mundo globalizado en el que vivimos -escribe- nos exige un testimonio común de la dignidad que Dios ha dado a todos los seres humanos y la efectiva promoción de las condiciones culturales, sociales y jurídicas que permiten a los individuos y a las comunidades crecer en libertad. Que se apoye la misión de la familia como un “pilar” fundamental de la sociedad, que se asegure una educación integral para los jóvenes, y se garantice a todos el libre ejercicio de la libertad religiosa. Fieles al Evangelio, y en respuesta a las urgentes necesidades actuales, estamos llamados a llegar a aquellos que se encuentran en las periferias existenciales de nuestras sociedades, y a mostrar una particular solidaridad con nuestros hermanos y hermanas más vulnerables: los pobres, los discapacitados, los no nacidos, los enfermos, los inmigrantes y refugiados , las personas mayores y los jóvenes que carecen de empleo”.

El Santo Padre concluye el mensaje manifestando el deseo de que la Asamblea General “contribuya a dar un nuevo impulso de vitalidad y de perspectiva a todos los que están comprometidos con la causa sagrada de la unidad cristiana, fieles a la voluntad del Señor para su Iglesia y abiertos a las inspiraciones del Espíritu Santo”.

 

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