El Papa está en Asís. Esta mañana ha llegado a la ciudad del «pobrecillo» para realizar esta visita pastoral con ocasión de las celebraciones del Patrono de Italia, en lo que será una jornada muy intensa, con diversos encuentros.
Después de ser recibido por las autoridades locales, su primer y conmovedor encuentro fue con los niños minusválidos y enfermos, a quienes abrazó y besó, en el Instituto Instituto Seráfico de Asís.
«Nosotros estamos en medio de las llagas de Jesús. Estas llagas tienen necesidad de ser escuchadas, de ser reconocidas. Y me viene a la mente cuando el Señor Jesús, cuando iba en camino con aquellos dos discípulos tristes. Al final, el Señor Jesús les mostró sus llagas y ellos lo reconocieron. Después el pan, donde Él estaba allí. Mi hermano Domingo me decía que aquí se hace la Adoración. También aquel pan tiene necesidad de ser escuchado, porque Jesús está presente y escondido detrás de la sencillez y la mansedumbre de un pan. Y aquí está Jesús escondido en estos chicos, en estos niños, en estas personas. En el altar adoramos la Carne de Jesús, en ellos encontramos las llagas de Jesús. Jesús escondido en la Eucaristía y Jesús escondido en estas llagas… Tienen necesidad de ser escuchadas. Quizá no tanto en los periódicos, como noticias… Eso es una escucha que dura uno, dos, tres días, después sigue otra cosa… Deben ser escuchadas por los que se dicen cristianos».
«El cristiano adora a Jesús; el cristiano busca a Jesús; el cristiano sabe reconocer las llagas de Jesús. Y hoy todos nosotros, aquí, tenemos necesidad de decir: ‘¡Estas llagas deben ser escuchadas!’. Pero hay otra cosa que nos da esperanza. Jesús está presente en la Eucaristía, aquí está la Carne de Jesús; Jesús está presente entre ustedes: y la Carne de Jesús son las llagas de Jesús en estas personas».
«Pero es interesante – prosiguió diciendo Francisco – que Jesús, cuando Resucitó era bellísimo. No tenía en su cuerpo lívido y herido… ¡Nada! ¡Era más bello! Sólo ha querido conservar las llagas y se las ha llevado al Cielo. Las llagas de Jesús están aquí y están en el Cielo ante el Padre. Nosotros curamos las llagas de Jesús aquí y Él, desde el Cielo, nos muestra sus llagas y nos dice a todos nosotros, a todos nosotros: ‘¡Te estoy esperando! Así sea».