Justo López Melús

Nasrudín tenía que atravesar el desierto, pero era muy peligroso pues había muchos leones. Había que ser previsor y prepararse muy bien. Se cargó una gran piedra y empezó a caminar.

– ¿Para qué quieres esa piedra?, ¿Para matar al león cuando te ataque?
– No, para tirarla cuando vea al león y así correr más rápido. Al sentirme ligero, me será más fácil escapar de él.

La moraleja es bien clara. Hay que arrojar el lastre, las cargas que todos llevamos encima: preocupaciones, miedos, apegos, para poder ir más ligeros. Lo mejor hubiera sido no cargar con la piedra. La postura más sabia es no cargarse la mochila con pesos inútiles. Pero, una vez cargados, procurar desprenderse de ellos. Una mente libre es la mejor preparación para cruzar el desierto de la vida.

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