Por Gilberto Hernández García /

Los esfuerzos de la Iglesia por la paz en el mundo no cesan. Diversas iniciativas se han venido sucediendo en todos los niveles para «desactivar» los focos de violencia, de «desentendimiento» y de guerra. Después de la «Jornada de ayuno y oración por la paz en Siria, el Medio Oriente y el Mundo», que convocó el Papa Francisco el mes pasado, otras acciones han buscado incidir en los conflictos  más acuciantes para emprender el camino de la paz.

Así, bajo esa premisa se desarrolló en Roma, del 29 de septiembre al 1 de octubre, la versión número 27 del Encuentro internacional para la Paz promovido por la Comunidad de San Egidio, bajo el lema: «El coraje de la esperanza: religiones y culturas en diálogo», que convocó a diversos líderes religiosos del mundo.

El fundador de la Comunidad de San Egidio, Andrea Ricardi, ha pedido crear «un movimiento de paz» promovido por todas las religiones. Precisamente, la crisis en Siria ha sido el eje central de este encuentro, aunque Ricardi también ha recordado la jornada de ayuno y oración del Papa Francisco, así como la audiencia de este lunes con el Pontífice, destacando que se sienten «cercanos»a lo que dice «porque está tocando puntos vitales del presente y de la realidad», además de dar «un mensaje de esperanza».

Papa: los hombres religiosos deben ser hombres de paz

El Papa recibió en audiencia a los participantes en el Encuentro interreligioso por la paz. Ahí recordó la invitación que el Papa Juan Pablo II hizo en Asís a los líderes religiosos para que rezaran por la paz «no uno contra otro, sino uno junto al otro», además elogió que la Comunidad de San Egidio haya continuado este camino ayudando así a que este evento no se convirtiera en algo aislado. «Habéis aumentado el ritmo con la participación en el diálogo de importantes personalidades de todas las religiones y representantes laicos y humanistas».

Francisco destacó que la paz es cosa de todos y que un líder religioso es hombre de paz ya que «el mandamiento de la paz está inscrito en lo más profundo de las tradiciones religiosas… Para la paz es necesario un diálogo tenaz, paciente, fuerte e inteligente, con el cual nada está perdido. El diálogo puede vencer la guerra. Permite vivir juntas a personas de diferentes generaciones que a menudo se ignoran: ciudadanos de diferentes orígenes étnicos y de diferentes convicciones. Es la vía de la paz».

No en el nombre de Dios 

Así, durante el encuentro se ha abordado la cuestión del terrorismo religioso en el cual «las armas no bastan para combatirlo», según Ricardi, quién también ha indicado que «existe una dimensión espiritual fundamental en la lucha contra el terrorismo» por lo que, a su juicio, es importante crear un movimiento de paz promovido por las religiones.

En la misma línea, el decano de la Facultad de Teología de Barcelona, Armand Puig, ha indicado que «el terrorismo que se hace invocando el nombre de Dios es un ataque a las convicciones de muchos hombres y mujeres que comparten la fe de los asesinos, pero también es una agresión a cada creyente».

Además, ha agregado que «uno de los más difíciles es el de utilizar el nombre de Dios para asesinar, a menudo de manera indiscriminada, a otras personas, creyentes o no creyentes, a veces incluso a personas que pertenecen a su propia religión». En su opinión, «la mayor blasfemia que se puede hacer a Dios es convertirlo en Dios de la violencia en lugar de reconocerlo como Dios de la paz».

En la ceremonia final destacó la oración ecuménica por la paz y la lectura del llamamiento por la paz, firmado por todos los líderes religiosos presentes, cerca de 400 representantes de 60 países diferentes. Así, en este acto, se condenó el terrorismo y se apostó por la esperanza y el diálogo como solución a los problemas.

 

 

 

 

 

 

 

 

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