El Papa Francisco resaltó, en el rezo del Ángelus de este domingo IV de adviento, la figura de San José, que entraña una singular grandeza de espíritu. A él, que estaba siguiendo un buen proyecto de vida, “Dios le reservó una misión más grande”.

Ante la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, Francisco señaló algunas características del esposo de María, según el pasaje del Evangelio de Mateo que la liturgia propone este día: “era un hombre que escuchaba siempre la voz de Dios”, “un hombre atento a los mensajes que le llegaban de lo profundo de su corazón y de lo alto”, que “no se obstinó en perseguir su proyecto de vida”, ni “permitió que el rencor le envenenara el ánimo”, sino que estuvo dispuesto a la novedad que, “de modo desconcertante”, se le presentaba.

Por esta razón, dijo el Papa, San José se volvió “más libre y grande aún”. Libertad que “nos interpela” a todos y nos muestra el camino. De ahí que el Pontífice afirmara que nos disponemos entonces a celebrar la Navidad contemplando a María y a José: María, la mujer llena de gracia que tuvo el valor de encomendarse totalmente a la Palabra de Dios, y José, “el hombre fiel y justo”, que prefirió “creer al Señor en lugar de escuchar las voces de la duda y del orgullo humano”.

 

 

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