Cada año, desde 1908, diversas comunidades eclesiales que comparten la fe en Cristo, viven ocho días –del 18 al 25 de enero– de intensa oración y gestos simbólicos y prácticos, para pedir al Señor por la unidad de todos los cristianos.

«El acontecimiento que desencadena esta experiencia única se conoce como la Semana de oración por la unidad de los cristianos. Muchos seguidores de Cristo de todo el mundo toman parte en la semana de oración, que se celebra tradicionalmente del 18 al 25 de enero (en el hemisferio norte) y en torno a Pentecostés (en el hemisferio sur). Durante este período, se intercambian los púlpitos y se organizan oficios ecuménicos especiales», señala el comité organizador.

Este año se reflexionará en torno al pasaje de la Carta a los Corintios donde Pablo lanza un vivo llamamiento a la unidad y plantea una pregunta que interpela nuestra conciencia: «¿Es que Cristo está dividido?» ( 1 Cor 1, 1-17).

Ante esta pregunta, surge inmediatamente pensar en la trágica situación de la cristiandad dividida, ya que la fractura de la Iglesia que aún persiste se ha de entender como división de lo que por naturaleza es indivisible, o sea, el Cuerpo de Cristo. Es precisamente este doloroso problema lo que animó la redacción del decreto del Concilio Vaticano II sobre el ecumenismo «Unitatis redintegratio», de cuya promulgación se celebra este año el 50° aniversario.

Momento principal del 2014 ha sido, sobre todo, la conmemoración del encuentro histórico entre el Patriarca ecuménico de Constantinopla, Atenágoras, y el Obispo de Roma, el Papa Pablo VI, celebrado en Jerusalén hace cincuenta años, más precisamente los días 5 y 6 de enero de 1964. La entonces anunciada voluntad respectiva de restablecer la caridad entre las dos Iglesias, sellada por el beso fraterno entre los dos jefes de Iglesia en nombre de los dos hermanos Andrés y Pedro, sigue siendo aún hoy ante nuestros ojos un icono duradero de la disponibilidad ecuménica a la reconciliación.

En busca de unidad

El tema de reflexión de este año ha sido preparado por un grupo de representantes de varias partes de Canadá, reunido por invitación del Centro Canadiense para el Ecumenismo y el Centro para el Ecumenismo La Prairie. La revisión y edición de este material que servirá para la reflexión de los cristianos de diversas denominaciones está a cargo del Consejo Mundial de Iglesia (que aglutina a protestantes y ortodoxos) y católicos romanos (representada por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos). El material final es enviado a las iglesias miembros y las diócesis católicas romanas, a quienes se invita a que traduzcan el texto y lo contextualicen para su propio uso.

 

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