Por Gilberto Hernández García |

Este martes 21 de enero,  después de 17 años de arduo trabajo, se celebra la clausura del proceso diocesano de canonización del primer obispo de Michoacán, el Siervo de Dios Vasco de Quiroga. Así lo ha anunciado el arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda.

La ceremonia tendrá lugar en la Catedral moreliana a las 6 de la tarde y estarán presentes los obispos y algunos sacerdotes de la Provincia Eclesiástica de Morelia.

La siguiente etapa quedará a cargo de la Congregación para las Causas de los Santos en Roma. «Pidamos a Dios nos conceda favores por su intercesión y la gracia de venerarlo un día en los altares», señaló en un comunicado monseñor Suárez Inda.

Tata Vasco 

Vasco de Quiroga nació en Madrigal de las Altas Torres, España, el año 1470 (aunque algunos biógrafos lo sitúan en las postrimerías de la década de los 80).

No hay muchos datos acerca de su formación académica; sin embargo se dice que entre 1510 a 1515 recibió el bachillerato y la licencia en derecho canónico probablemente en la  Universidad de Salamanca (o tal vez en la de Valladolid). En su juventud llegó a ser miembro del cuerpo de letrados, organismo que durante el reinado de Fernando e Isabel reemplazó a la gran nobleza en muchos de los oficios de la Corte. Se le encargan comisiones tan importantes como la de juez de residencia de funcionarios en Orán al norte de África (1525).

En 1530 fue electo por la Corona Española para ser miembro de la Segunda Audiencia de la Nueva España, junto con Ramírez de Fuenleal y otros tres distinguidos letrados. Llegó a la ciudad de México el 9 de enero de 1531. Y su primera medida fue abrir juicio de residencia contra Nuño Beltrán de Guzmán, Juan Ortiz de Matienzo y Diego Delgadillo, antiguos oidores, que ocasionaban mal trato a los indígenas del Nuevo Mundo.

La miseria en que estaban sumidos los indios de la capital mexicana «vendidos, vejados y vagabundos por los mercados, recogiendo las arrebañaduras tiradas por los suelos», como escribió, le indujeron a fundar en 1531 el hospital de Santa Fe, a dos leguas de la ciudad, donde atendía a enfermos y desamparados y aprovechaba para instruirlos en la Fe.

El Oidor Quiroga fue destinado luego a Michoacán, para visitar la tierra y el trato que se daba a los tarascos. Vasco quedó nuevamente impresionado por lo que veía y especialmente por la esclavización de los naturales. En su informe al Presidente de la Audiencia condenó la práctica esclavista.

Desde 1533 desempeña el cargo de visitador de Michoacán, hasta 1537, cuando el Emperador Carlos V (Carlos I de España) le nombra obispo del Obispado de Michoacán, no obstante ser un seglar y estar ya en los 68 años.  Don Vasco recibe las órdenes sagradas menores y mayores en rápida sucesión, y en diciembre de 1538, en la primitiva Catedral de México recibe la consagración episcopal por la imposición de manos del obispo Juan de Zumárraga.

Se ganó el afecto de los purépechas gracias a sus obras y a las medidas económicas que promovió. Éstas beneficiaron a los purépechas, en el contexto de la conquista del país. Este afecto le hizo acreedor al trato de Tata Vasco en el que se expresa el afecto filial de los purépechas. Trasladó la sede episcopal de Tzintzuntzan a Pátzcuaro. Fundó el pueblo-hospital de Santa Fe de la Laguna y el Colegio de San Nicolás Obispo, antecedente de la Universidad Nicolaíta, existente aún a la fecha en el estado de Michoacán en México.

Quizá el principal rasgo de la Iglesia de Michoacán (México) del siglo XVI sea que logró incorporar el Evangelio en grandes capas de la población y en muy diversos aspectos de la vida comunitaria: en el arte, la fiesta, la convivencia social, la educación, lo económico y político, etc. Y parte de ello fue gracias a la concepción y práctica de don Vasco, quien dio dignidad a los hombres del lugar mediante la proclamación del mensaje cristiano.

Don Vasco de Quiroga falleció el 15 de marzo de 1565.

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