Por Francisco Xavier Sánchez, sacerdote | http://franciscoxaviersanchez.wordpress.com |

En estas últimas semanas se ha agudizado la violencia en México cuando el Ejercito mexicano ha intentado desarmar a grupos de autodefensa surgidos en la zona de tierra caliente Michoacán. Están en juego varios elementos: 1). La fuerza extraordinaria que han alcanzado los grupos de narcotraficantes en México; 2). La desesperación de la gente afectada por el crimen organizado; 3). La ineficacia de nuestras autoridades.

1). El crimen organizado en nuestro país ha crecido de manera descomunal. Extendiendo sus actividades en varias áreas como: narcotráfico, secuestros y extorsiones. ¿Es consecuencia de la pobreza y del desempleo en México? No lo pienso así. Más bien es consecuencia de una degradación moral y de la falta de valores que vivimos ahora en nuestro país. Se busca una vida fácil que permita de inmediato gozar de lujos y placeres. Se hacen telenovelas, corridos y películas que ensalzan la figura de los grandes capos, casi como si fueran héroes nacionales. Varios jóvenes sueñan en ser como ellos y algunas muchachas en poder conquistarlos. ¿Cómo va a funcionar un país en el que se ensalza la figura del mal?

2). En varios poblados de la República los pobladores se han cansado de las injusticias que viven diariamente, ligadas incluso a violaciones y asesinatos, y han decidido organizarme ellos mismos y hacerse justicia sabiendo que no cuentan con el apoyo eficiente de las autoridades federales, estatales y municipales. ¿Han hecho lo correcto? Es un tema difícil. Personalmente estoy contra toda forma de violencia. Sin embargo ¿qué hacer cuando sus vidas mismas corren peligro y el gobierno no hace prácticamente nada por ayudarlos? Es en esos casos límite donde deben escuchar la voz de sus conciencias. Se ha comenzado a hacer pública la figura del P. Goyo, sacerdote de aquella zona de conflicto, que anima la gente a defenderse en esa situación de terror y de conflicto.

3). La ineficacia de las autoridades gubernamentales (federal, estatal y municipal) tiene gran responsabilidad en todo esto. ¿Por qué vivimos así ahora en México? En gran parte pagamos las consecuencias de una clase política que no se ha preocupado por servir al pueblo sino por servirse de él. México es uno de los países más corruptos en el ranking mundial. ¿Cuántos de nuestros dirigentes políticos no están implicados directa o indirectamente con el crimen organizado?

El panorama actual de la violencia en México parece desanimarnos y no vislumbrar un futuro mejor, por lo menos a corto o mediano plazo. ¿Qué hacer? Me parece que las declaraciones de Mons. Patiño Velázquez, obispo de Apatzingán, Michoacán, han sido muy valientes y atinadas. El gobierno no ha hecho nada, o muy poco, por defender a la población y todavía se atreve a desarmar y dejar sin protección a la población civil. ¿Qué podemos hacer como católicos para frenar esta escalada de violencia? La oración es importante como también estar enterados de todo lo que está pasando en nuestro país para exigir cuentas a nuestros gobernantes. Pidamos al Señor que nos ilumine a actuar antes de que sea demasiado tarde.

 

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