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«Es ingenuo pensar que la problemática [de Michoacán] se va a solucionar pronto, pero existe una esperanza en la que todos los sectores de la sociedad debemos trabajar», señaló Monseñor Miguel Patiño, obispo de Apatzingán.
En conferencia de prensa el obispo Patiño admitió que la situación en la Tierra Caliente michoacana es muy complicada; y expresó que la Iglesia Católica tiene el deber de llevar el mensaje de paz a los feligreses entre sus parroquias, y apuntó que «de nuestra gente, una está en territorio comunitario y otra en territorio templario, por lo que el discurso debe ser una forma para unos, y de otra forma con los otros, para encontrar la reconciliación».
Acompañado de los otros obispos de la Provincia Eclesiástica de Morelia (Tacámbaro, Lázaro Cárdenas, Zamora y Morelia, además de Apatzingán), Patiño Velázquez señaló que es responsabilidad de todos los sectores de la sociedad haber «dejado crecer a estos grupos, hasta convertirse en una situación muy compleja y en la que ahora todos debemos querer y empeñarnos en conseguir la paz».
Sin embargo, el prelado no soslayó las graves responsabilidades de los gobiernos (actuales y anteriores) «que en su momento no hicieron nada y también dejaron crecer el problema, mientras que los políticos actuales deben estar en la zona para aportar con acciones y mensajes de paz, esperanza y reconciliación».
Acciones gubernamentales
A propósito de la estrategia del Gobierno de la República, el obispo de Apatzingán dijo que «se percibe un interés de las administraciones estatal y Federal para controlar el problema, ya que por lo menos se ha visto que ya no hay bloqueos de carreteras, quemas de negocios, ni los «chicleros» de Apatzingán, que son niños y jóvenes que también están involucrados en el problema, haciendo un mal».
El obispo también pondera la «buena señal» que es el hecho que «se llevaron a los policías municipales, no solo de Apatzingán sino de otros municipios, para evaluarlos, por lo que habrá que esperar a ver si eso es un buen remedio, porque seguramente habrá algunos a los que les den las gracias». Y volvió a reiterar lo que más de una vez ha señalado: que hay autoridades en los municipios que están «coludidos con los grupos, y eso no está bien».
Por lo tanto, agregó que apenas las autoridades están conociendo de una forma más «real, dura y cruda» la situación que se vive en Tierra Caliente.
La Iglesia lleva años denunciando la grave situación michoacana
Don Miguel Patiño aseveró que es falso que apenas la Iglesia haya levantado la voz contra los problemas de inseguridad que ha generado el crimen organizado en la región, lo que incluso provocó la muerte de por lo menos cinco sacerdotes.
Informó que desde los años ochenta, los obispos de la Provincia Eclesiástica hicieron públicas dos cartas pastorales, una que hablaba sobre la siembra de marihuana en la zona, y la otra por los asuntos del narcotráfico. Además en los años noventa y principios del presente siglo, la Iglesia ha enviado otras cuatro cartas más levantado la voz sobre estas situaciones insostenibles.
Con sentida emoción, relató la angustia en la que se encuentran muchas familias que viven en la Tierra Caliente; y explicó que debido a la situación, los cortadores de limón no pueden trabajar y se están quedando sin comer, mientras que en las huertas, el fruto se encuentra tirado.
Miguel Patiño conminó a los medios de comunicación a llegar hasta las comunidades de la región «y no sólo hasta donde llega la carretera», ya que es en las localidades donde la gente necesita de ayuda. Resaltó la importancia que tienen los medios de comunicación en estas circunstancias para promover la paz sin contraponer a las instituciones ni a los grupos, ya que «eso resulta peligroso en este momento».