La Iglesia católica en los Estados Unidos  ha puesto en marcha la versión 2014 de la Semana Nacional de la Migración, del 5 al 11 de enero, bajo el lema «Fuera de la oscuridad»,  y en la cual seguirán pidiendo a la Cámara de Representantes que apruebe una reforma migratoria que legalice a los millones de indocumentados que viven en el país.

Los obispos estadounidenses señalan que la finalidad fundamental de la jornada es crear conciencia sobre la situación de diversas grupos de migrantes: los niños, que son la parte más vulnerable de la migración; los inmigrantes indocumentados que «viven en la sombra»; los refugiados y en particular los que están en campos; además de las víctimas del tráfico  y trata de personas y la esclavitud.

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) señala que los migrantes «se encuentran a menudo que existe en una especie de oscuridad figurativa donde permanecen limitadas sus opciones y su capacidad para vivir sus vidas en plenitud severamente restringida»; reconocen que viven en un riesgo permanente de  violencia o explotación, por lo que es urgente proporcionar «el apoyo necesario para que puedan prosperar estas poblaciones vulnerables».

Negociaciones estancadas

Como es de conocimiento público, a finales de junio, el Senado aprobó el plan «S. 744» de reforma migratoria que incluye un camino a la ciudadanía para indocumentados que están en el país desde antes del 31 de diciembre de 2011 y carecen de antecedentes criminales.

Sin embargo, el liderazgo republicano de la Cámara de Representantes advirtió que debatiría un proyecto propio, que lo haría por partes y no garantizó la ciudadanía. El proyecto permanece estancado por falta de un acuerdo bipartidista previo.

En los Estados Unidos viven unos 11 millones de inmigrantes sin papeles de estadía legal que aguardan una oportunidad para legalizar sus permanencias. La espera se lleva a cabo en medio de una política de deportaciones nunca antes registrada en el país.

Durante la primera administración del Presidente Barack Obama (2009-2012) el gobierno rompió cuatro récords sucesivos de expulsiones con un promedio anual de 400 mil (1,220 diarios).

Según datos del mismo Servicio de Inmigración de los Estados Unidos, durante el año 2013 la cifra alcanzó los 368,644 deportados y de ellos más del 45% no tenía antecedentes criminales.

Católicos deben colaborar por el bien de los inmigrantes

El Arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez, presidente del Comité sobre Migración de la USCCB, señaló a la prensa que «los católicos tienen la responsabilidad de dar la bienvenida a los recién llegados en nuestras comunidades y parroquias, ayudarlos a integrarse y proveer apoyo material y espiritual que les permita florecer»; y añadió que la Semana Nacional sobre Migración «es una oportunidad para la Iglesia para recordar y reflexionar sobre estas obligaciones”.

El religioso también subrayó que «la Administración (Obama) y el Congreso deben trabajar juntos en busca de leyes que provean un camino a la ciudadanía para inmigrantes indocumentados, que provea una vía legal para los migrantes que buscan trabajo en este país, y que las reformas al sistema permitan la reunificación familiar».

Caminos de esperanza

La celebración de la Semana Nacional de la Migración fue iniciada por los obispos estadounidenses hace 25 años, para dar a los católicos una oportunidad de participar en la diversidad de culturas en los ministerios de la Iglesia.

Este año, además, se cumplen diez años de la carta pastoral conjunta de los episcopados de Estados Unidos y México, titulada  «Ya No Somos Extranjeros: Nuestro Camino de la Esperanza Continúa»,  donde los obispos reflexionaron sobre la migración entre México y Estados Unidos como una “señal de los tiempos” que es necesaria y beneficiosa aunque con desafíos y esperanzas.

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