La corte de justicia de Estados Unidos condenó a 35 meses de prisión a Megan Rice, una religiosa católica de 84 años, por haber irrumpido, hace poco más de año y medio, en las instalaciones del principal centro de almacenamiento de uranio para bombas nucleares de Estados Unidos, en una protesta contra el arsenal nuclear del vecino país del Norte.
El juez federal encontró culpable a la religiosa y a sus compañeros: Michael Walli, de 65 años, veterano de guerra de Vietnam, y el pintor Gregory Boertje-Obed, de 58 años, por el delito de «sabotaje, tratar de dañar la seguridad nacional y daños a propiedad federal» en el Complejo de Seguridad Nacional Y-12, ubicada en Oak Ridge, Teennessee, en julio de 2012.
El centro nuclear era considerado uno de los sitios más seguros del país, hasta que los tres activistas desarmados lograron llegar al edificio principal, rociar sangre y pintar frases bíblicas haciendo alusión a la justicia y la paz. La acción reveló serias fallas de seguridad en el complejo, lo que generó investigaciones, mayor capacitación, nuevos sistemas y la anulación de contratos a empresas encargadas del resguardo.
El director de la planta, Steve Erhart, indicó entonces que no sólo provocaron daños materiales, sino que la ruptura de las medidas de seguridad dañó la credibilidad del complejo como un lugar seguro para almacenar material tan sensible.
El Y-12 es uno de los principales centros de almacenamiento nuclear en Estados Unidos y en él se producen elementos de uranio para cabezas nucleares y se desmontan viejas armas de este tipo.
A pesar de la condena que les decretó, el juez federal Amul Thapar elogió a los tres por su conciencia y su historial de contribución a buenas causas, y expresó su deseo de que las condenas llevarán a que en el futuro los activistas opten por vías legales y participación en el proceso político para lograr sus objetivos. Las condenas fueron mucho menores a las de por lo menos siete años de prisión solicitadas por los fiscales federales.
Activista católica con amplia trayectoria
Megan Rice nació en Manhattan el 31 de enero de 1930. Su familia la formó en los principios tradicionales y valores cristianos. A la edad de 18 años ingresó a la Congregación del Santo Niño Jesús. Ha trabajado como maestra en diversos centros de su congregación. De 1962 a 2004, con interrupciones ocasionales, sirvió en Nigeria y Ghana.
No es la primera vez que la hermana Megan se ha visto involucrada en protestas por la paz y la vida, lo que le ha valido ser llevada a prisión varias veces por «desobediencia civil» y «desórdenes callejeros»; una de esas veces fue cuando participó en protestas contra la Escuela de las Américas, donde Estados Unidos capacita a militares latinoamericanos.
Colegas de la religiosa y activista han dicho que, con su actitud, la hermana Megan está denunciando la criminalidad de esta industria de muerte: «Gastamos más en armas nucleares que en los departamentos de educación, salud, transporte, atención de desastres y otras agencias del gobierno».