Por Jaime Septién
La crisis venezolana ya está tocando la puerta a otras naciones del continente. Por principio de cuentas, Panamá ya hizo lo que tiene que hacer un país que quiere reivindicar los estatutos de la Organización de Estados Americanos (OEA): convocar a una reunión de consulta para saber qué hacer o cómo ayudar al señor Maduro.
Mientras tanto, los Estados Unidos le han dado sopa de su propio chocolate. Si expulsó a tres diplomáticos de EE UU porque le estaban haciendo un “golpe de Estados”, Obama expulsa a tres diplomáticos de su embajada en Washington como represalia y advertencia.
A Maduro le empieza a calar la sombra de Chávez. Solamente Cuba, con una retórica de baja intensidad, ha respondido en su defensa. Matar estudiantes y criminalizar la protesta en tiempos de las redes sociales tiene consecuencias internacionales. El señor de los pajaritos se está quedando sólo.