Monseñor Jorge Carlos Patrón Wong fue designado hace unos días por el Papa Francisco como secretario de seminarios de la Congregación para el Clero del Vaticano. Por esta razón dejó el cargo de obispo en Papantla (Veracruz). Ya en Roma y una vez que inicio sus funciones concedió una entrevista a Noticelam,  donde habló sobre los retos que enfrentan los seminarios, las enseñanzas que nos deja el Papa y aborda el tema de la crisis de las vocaciones. Aquí un extracto de su larga conversación.

¿Cómo fueron sus primeros momentos en el Vaticano?

Nunca había entrado a una congregación de la Santa Sede, ni en la casa Santa Marta. Como estudiante visité únicamente la Basílica de San Pedro. Ese día empecé a entrar, hasta físicamente, a un ambiente totalmente nuevo. Entré a la casa Santa Marta a la hora de la comida, mientras yo entraba, el Papa Francisco salía de una reunión,  vino a mí y me dijo “bienvenido”. Y también me dijo una frase que me dejó mudo: “Aquí estoy en lo que pueda servirte”.

¿Qué enseñanzas le ha dejado la convivencia con el Papa Francisco?

Verlo prácticamente todos los días en el comedor, en la capilla, en la vida ordinaria, en su trabajo, donde se levanta a las 4.30 de la mañana, de 5 a 7 hace oración. Percibir su simplicidad y sencillez porque come, desayuna, cena lo mismo que nosotros: todo esto es una gran inspiración. Nos permite ver que es posible vivir en la sencillez del evangelio. Segundo, este ejemplo que el Papa nos da con su vida diaria debe ser un modelo para que obispos y sacerdotes seamos inspiradores para la nueva generación, para los jóvenes que tienen semillas vocacionales. Necesitamos ejemplos-testimonios inspiradores de vida, hoy, en nuestros seminarios de formación, y necesitamos ese encuentro constante con Cristo y con la gente.

¿Cuáles han sido las primeras tareas que ha realizado?

En estos primeros meses nos hemos dedicado tanto a presentar nuevos proyectos al Papa como organizar un nuevo equipo y revisar todo aquello que se ha realizado para de eso retomar lo bueno, e impulsar una renovación de los seminarios desde una colaboración más estrecha con los obispos, con los formadores. Incluyendo, por supuesto, instancias nacionales como las organizaciones nacionales y continentales de seminarios continentales.

¿Qué retos para la formación de sacerdote plantea la crisis de la familia?

La mayoría de los jóvenes de hoy no cuentan con una presencia materna o paterna en las familias como las teníamos en el pasado. Esto trae una serie de consecuencias que es necesario tener en cuenta; el joven futuro sacerdote debe tener una amplísima y profunda experiencia de relación y de encuentro cotidiano con Dios desde el  encuentro cotidiano con los demás: con la comunidad, con las personas, con las familias, con los niños, con los jóvenes, con los pobres. Simplificaría todo esto diciendo que el sacerdote de hoy tiene que estar muy cercano a Dios y a la gente.

¿Hay “crisis de vocaciones”?

Hay países en los cuales es dramática la escasez de la vida consagrada y la vida sacerdotal. Y, en cambio, hay otras partes del mundo donde se ve una presencia muy alentadora de jóvenes en los seminarios. El mundo secularizado ha entrado muy fuertemente en las familias, en la juventud y en todos los estratos sociales, de los pobres a los ricos. Entonces la pregunta es: la Iglesia, en su pastoral vocacional, ¿está llegando a esos ambientes con la fuerza que debería?

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