“¡No se puede permanecer indiferente sabiendo que hay seres humanos comprados y vendidos como mercancías¡” ha expresado el Papa Francisco en el mensaje que ha enviado a la Iglesia en Brasil con motivo de la “Campaña de fraternidad” que cada año se realiza en tiempo de Cuaresma y que este año aborda el tema “Fraternidad y trata de seres humanos”, y cuyo lema es: “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad”.
En el mensaje, Francisco invita a los fieles brasileños a ser conscientes de de la infinita misericordia que Dios nos ha dado y nos pidió que diéramos a los demás, especialmente a los más necesitados; además valora la iniciativa de los obispos del país carioca para movilizar a los cristianos y a las personas de buena voluntad de la sociedad brasileña contra una plaga social como la trata de seres humanos.
El Papa señala duramente la realidad de «los niños adoptados para la extracción de órganos, en las mujeres engañadas y obligadas a prostituirse, en los trabajadores explotados, sin derechos, ni voz» y exhorta a no permanecer indiferentes ante tales situaciones.
“¡No se puede permanecer indiferente sabiendo que hay seres humanos comprados y vendidos como mercancías¡ – subraya el Obispo de Roma- Pensemos en, etc. Esta es la trata de seres humanos.
«¿Cuántas veces toleramos, de hecho, que un ser humano sea considerado como un objeto, expuesto para vender un producto o para satisfacer deseos inmorales? Cuestiona el Papa; a la vez que subraya que «la persona humana nunca tendría que comprarse y venderse como una mercancía. El que la usa y la explota, aunque indirectamente, es cómplice de esta opresión». «¿Cómo se puede proclamar la alegría de la Pascua , sin ser solidarios con aquellos a los que en esta tierra se niega la libertad ?»
El Santo Padre dice en el mensaje que «la dignidad humana es igual para todos los seres humanos: Cuando pisoteo la del otro, pisoteo también la mía. ¡Y la libertad para la que Cristo nos ha liberado!»
«Espero que los cristianos y las personas de buena voluntad se comprometan para que nunca hombre o mujer, jóvenes o niños sean víctimas de la trata de seres humanos. Y la base más eficaz de restaurar la dignidad humana es anunciar el Evangelio de Cristo en el campo y en las ciudades, porque Jesús quiere sembrar la vida en abundancia por todas partes», concluye el Papa.