Por Justo López Melús  (+)

Doña Julia era una anciana viuda, risueña y simpática, que vivía en el cuarto izquierda. Mientras los vecinos comentaban los problemas de la vida, ella siempre sonreía. Hasta que un día ella, que iba justita, perdió un billete de mil pesetas. Estaba segura de que lo había perdido en el ascensor, pues allí había sacado el monedero. Aunque con pocas esperanzas, puso una nota en el ascensor y además encomendó el asunto a san Antonio.

Pronto la visitó el señor del tercero derecha: «Doña Julia, acabo de encontrar el billete de mil pesetas». Doña Julia se echó a llorar, mientras le decía: «Resulta que también lo encontró el señor de al lado, y la pequeña del primero, y el matrimonio del cuarto derecha, y la sirvienta del segundo izquierda… Pero antes de que ustedes lo encontraran, ya lo había encontrado yo en el bolsillo del abrigo». O sea, que aún queda gente buena por ahí.

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