Por Juan Antonio Espinosa, cantautor católico |
El Salmo no ha muerto. Ahí está, como entonces:
grito desgarrado en medio de la noche,
pregunta angustiosa ante un Dios que parece abandonarnos,
anhelo de esperanza ante Él, «defensor de los pobres y oprimidos de la tierra».
Así presentaba yo mi disco, «Escucha nuestros gritos en la noche», en el que se agrupaban unas cuantas canciones , que compuse a finales de 1972 al releer en profundidad los Salmos de la Biblia.
Vivíamos entonces tiempos difíciles: Golpe militar en Chile, represión en Argentina y otros países de América Latina, últimos coletazos de una dictadura en España que duraba ya demasiados años…
Y terminaba yo la presentación con estas palabras: «Hoy hasta el murmullo se convierte en grito. ¿Quedarán ahogados en esta larga noche sin estrellas?».
Eran muchas las Comunidades Cristianas que, con estos Salmos, con estas canciones, expresaban su fe en un Dios Libertador, fortaleza en medio de la persecución y la lucha, esperanza de un futuro en libertad, justicia y paz verdadera.
Han pasado muchos años. Nos encontramos ya en pleno siglo XXI. Una profunda crisis económica y de valores, una gran ola de mentiras, de corrupción y de injusticias parece en invadirlo todo. ¿Qué futuro se vislumbra?. El pesimismo nos golpea día a día con más fuerza.
Y en estos momentos, ¿qué podemos hacer los cristianos?
Nuestras Celebraciones no deben vivenciarse al margen de todo lo que está pasando a nuestro alrededor.
Nuestro Dios, el Dios que nos mostró Jesús de Nazaret, es un Dios cercano, metido en nuestra Historia.
Estos Salmos nos pueden ayudar a ponernos en contacto con ese Dios, «defensor de los pobres y oprimidos de la tierra», nos iluminarán sobre el camino a seguir («feliz la gente que no se deja corromper, que no inclina su frente al poderoso, ni se hunde en silencio de los cómplices»…).
Estos Salmos nos impulsarán a actuar, uniendo nuestras manos a las de tantos hombres y mujeres que ya se han puesto en camino, pues es a través de nosotros como Dios actúa en la Historia («porque vimos tu fuerza entre nosotros cuando fuimos a luchar por lo que es justo»…).
En estos Salmos encontraremos a un Dios que nos llama a la alegría profunda, a la esperanza, y nos sentiremos unidos a todos aquellos que en nuestros días no cesan de gritar «¡Sí se puede!», «¡Sí se puede!»; gritos que para algunos de nosotros no son sino una versión laica de aquella profunda vivencia de Pablo de Tarso: «Todo lo podemos en Aquél que nos da la fuerza».
Así iremos dando pasos hacia adelante, pasos liberadores, que irán apuntando hacia un mundo distinto y nuevo.
Y seguiremos luchando y cantando, repitiendo una y otra vez los versos con los que termina uno de estos Salmos:
«Y volverá a nosotros la alegría,
tu pueblo cantará siempre tu Nombre;
junto a Ti obtendremos la victoria,
el Gran Día amanece tras la noche.»
Escucha nuestros gritos en la noche (Salmo 5)
Comentario:
Se recogen los gritos angustiosos
de aquellos que se sienten acorralados por los poderosos,
de tantos que tienen que soportar el suplicio de la mentira y el engaño,
de todos los que se rebelan ante tanta injusticia, ante el destino de que su voz esté condenada al silencio.
Gritos en la noche.
Sí, en la noche, a pesar de que en el Salmo original se dirijan al comenzar la mañana, porque «todavía faltan mil siglos para que nazca el Gran Día».
Escúchanos, Señor;
escucha nuestros gritos en la noche.
Secaron nuestra voz en el silencio,
de cerca siguieron nuestros pasos;
el temor allana nuestras casas,
recordando sus burlas y tormentos.
Escúchanos, Señor;
escucha nuestros gritos en la noche.
Sus palabras están llenas de mentiras;
nos hieren los oídos sin descanso;
pero algunos se hacen eco de sus dichos,
acatando sus consignas, sus engaños.
Escúchanos, Señor;
escucha nuestros gritos en la noche.
Cambiaron el sentido a tus palabras:
la justicia y libertad no se conocen;
el amor, algo dulce y alienante,
que bautizan a veces con tu Nombre.
Escúchanos, Señor;
escucha nuestros gritos en la noche.
No eres amigo de farsantes
que encadenan a tu pueblo con promesas;
ni ofreces tu amistad a dictadores,
que fracasen sus proyectos criminales.
Escúchanos, Señor;
escucha nuestros gritos en la noche.
Y volverá a nosotros la alegría,
tu pueblo cantará siempre tu Nombre;
junto a Ti obtendremos la victoria,
el Gran Día amanece tras la noche.
Letra: Salmo 5 // Versión-adaptación: Juan Antonio Espinosa
Música: Juan Antonio Espinosa
La grabación, junto con 50 canciones más, se encuentra en el Doble CD «Las Canciones de la Asamblea» (EDIBESA) y la partitura en el libro del mismo título(EDIBESA, // www.edibesa.com).
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También, si lo deseas, puedes bajártela gratis pulsando aquí
Publicado en el «blog de Juan Antonio Espinosa» (http://blogs.periodistadigital.com/juan-antonio-espinosa.php) en periodistadigital.com. Reproducido con permiso del autor.