Por Juan Gaitán |

El plan original era escribir un texto acerca de la vivencia de la Misión Semana Santa 2014, con testimonios de las personas que fueron visitadas, pero la verdad es que al final la experiencia de encuentro con Dios es tan grande y tan fuerte que cualquier narración se quedaría corta.

Es por eso que recurro a la metáfora, que a través de imágenes quizá puede expresar mejor esa realidad de hombres y mujeres transformados por el amor. Comparto a continuación un poema que intenta describir el encuentro con Dios, con las personas que muestran el rostro de Cristo, y la convivencia y entrega entre los jóvenes que abren su corazón en nombre del Señor.

Columpios para enanos

Columpios para enanos

que unen la neblina

con Dios.

 

Triángulos que miran

hacia ningún lado.

 

La gozosa desesperación de no saber

pero amar en el intento.

 

Día uno: Sabemos que nos vamos a querer.

 

Día dos: Nos queremos.

 

Día seis: Perdamos el pudor.

 

Cómo te explico, Toñito,

que la vida es dura,

doña Bartola, pero que Dios te ama,

Juan Diego, que Él tiene grandes planes

para ti.

 

Un monumento de Jueves Santo para ir al cielo

fue nuestra desesperación

y nuestra gloria

Nuestro llanto

Nuestra unión

Porque ya perdimos el pudor

pero ganamos la multiplicación de la fe

Y del amor

Y de la noche que nos desvela mientras nosotros le quitamos el velo,

el miedo, el cansancio,

a nuestro corazón.

 

Ciento diez por ciento:

El cien que compartimos

(aunque sea con dolor)

y el extra que corre por cuenta

de Dios

Porque Él se esfuerza

por abrazarnos

con cada Diego,

con cada Luna,

con cada doña Fidela

con cada caminito bajo el Sol

empujando una silla de ruedas

que vuela

con dos ruedas que son las dos alas

de los preferidos de Dios.

 

Columpios para enanos

que a través de un par de alberjones

lo dicen todo

en un solo bocado

que nos inunda el espíritu

con agua de mango

y llanto de oración.

 

Bengalas se encienden

en medio del viento

aventando sus chispas

hacia todos los sitios

 

Y a cada corazón

De quienes estamos unidos

porque hemos perdido el pudor.

 

Dios, Uno

en todos.

 

En ti, en mí, en el abrazo

de una tortilla en el comal

que nos recuerda que siendo Dios

se hizo pobre

para enriquecernos con la pobreza

de doña Bartola,

de Diego,

de Toñito,

de Jesucristo

Nuestro Señor.

 

Ciento diez por ciento

Y el amor que se impulsa

en un columpio

para tocar a Dios.

 

18 de abril de 2014, Ejido Calabazas, Agua Blanca, Hgo.

 

 

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