“Por medio del diálogo ustedes pueden redescubrir la base común y compartida que conduce a superar el momento actual de conflicto y polarización que hiere tan profundamente Venezuela, para encontrar formas de colaboración”, ha dicho el Papa Francisco en un mensaje enviado a las partes en conflicto en el país sudamericano, al iniciar el diálogo por la paz, donde una representación de la Santa Sede actúa como intermediaria, junto a otras instancias.
El Santo Padre envió un mensaje al Presidente de Venezuela, junto a todos los miembros del Gobierno de la República Bolivariana, a los Representantes de la Mesa de Unidad Democrática y a los Cancilleres del UNASUR que leyó el jueves 10 de abril el Nuncio Apostólico en este país, Monseñor Aldo Giordano.
En la carta, el Papa agradece la invitación dirigida a la Santa Sede para participar en el proceso de diálogo y paz en este país y les asegura, ante todo, sus oraciones, para que el encuentro y el proceso que están iniciando produzcan los frutos deseados de reconciliación nacional y de paz.
El Santo Padre manifiesta su preocupación por lo que está sucediendo y renueva su afecto por todos los venezolanos, en particular por las víctimas de la violencia y por sus familias. Al mismo tiempo, el Pontífice afirma que está “plenamente convencido de que la violencia nunca podrá traer paz y bienestar a un país, ya que ella genera siempre y sólo violencia”.
Francisco exhorta a los venezolanos a no detenerse «en la coyuntura de lo conflictivo, sino a que se abran unos a otros para hacerse y ser auténticos constructores de paz”; y señala que en el centro de cada diálogo sincero debe estar “el reconocimiento y el respeto por el otro”, sólo así “se favorecerá el bien común”.
“Todos ustedes comparten el amor por su País y por su pueblo, como también las graves preocupaciones ligadas a la crisis económica, a la violencia y a la criminalidad. Todos ustedes llevan en el corazón el futuro de sus hijos y el deseo de paz que caracteriza a los venezolanos. Todos tienen en común la fe en Dios y la voluntad de defender la dignidad de la persona humana”, enfatizó el Papa.