Por Mónica Muñoz |

El domingo 27 de abril de 2014 será una fecha recordada en la historia del mundo: dos papas fueron agregados al canon de los santos, en presencia de otros dos papas. Así fue: en Roma, fueron canonizados San Juan XXIII y San Juan Pablo II, presidió la celebración el Papa Francisco y estuvo presente el Papa emérito, Benedicto XVI.  Además, este acontecimiento, único en la historia de la Iglesia Católica y, ¿por qué no decirlo?, del mundo, congregó en el Vaticano a noventa y tres delegaciones internacionales, ningún otro evento, fuera de los juegos olímpicos, ha logrado reunir a tantos representantes de los países de la tierra.

Todo esto es signo de unión y reconocimiento para dos grandes hombres, cada uno en su momento, importante en el desarrollo de su tiempo y su espacio, quienes dejaron huella profunda en las vidas de creyentes y no creyentes.  Del primero, el Papa Roncalli, conocido como el “Papa Bueno”, por su gran sonrisa y amable personalidad, poco conocemos quienes nacimos entre los años 70 y 2000, sin embargo, las personas mayores saben que su obra fue enorme.

Quien años después tomaría el nombre de Juan XXIII, nació el día 25 de noviembre de 1881 en Sotto il Monte, de la diócesis y provincia de Bérgamo (Italia). Cuenta su biografía que fue bautizado esa misma noche por el sacerdote de la parroquia, el Padre Francesco Rebuzzini, recibiendo el nombre de Angelo Giuseppe.  A los 22 años recibió el doctorado en teología y fue ordenado sacerdote.

En su tiempo se le veía con algo de recelo porque se preocupaba por sus fieles, no importando su raza o religión, de tal manera que durante la segunda guerra mundial, pudo ayudar a judíos a librarse de los campos de concentración y a griegos del hambre.  Fue poseedor de un gran sentido del humor, una de las anécdotas que más se recuerdan de él es que, al día siguiente de su elección como papa, le subió el sueldo al doble a los que tenían que cargarlo en la silla papal, pues aún no existía el Papamóvil, ¿la razón? Él pesaba el doble que su antecesor.  Además, comenzó el Concilio Vaticano II, que trajo como consecuencias la gran transformación de la Iglesia en las cuestiones pastorales, como ejemplo puedo citar el hecho de que la Misa se celebre en la lengua vernácula de cada lugar y no en latín, para que todos los asistentes pudieran participar mejor y que el sacerdote celebre de frente al pueblo.  Claro que hubo mucho más, pero fue este “Papa de transición”, como creyeron que sería por su avanzada edad, quien vino a revolucionar a nuestra Iglesia.

De San Juan Pablo II no tengo que decir mucho, todos recordamos con enorme afecto al “Papa mexicano”, que se ganó el cariño del mundo entero con su carisma, sencillez y cercanía, fuimos testigos de su entrega y desgaste físico  y de la transformación que sufrió su persona ante el embate del mal de Parkinson, siendo siempre ejemplo de amor, caridad, misericordia y coherencia, siempre defensor de la vida y de la justicia, promotor de la paz y llamado ahora el “Papa de la Familia” y patrono de las Jornadas Mundiales de la Juventud, de las que fue iniciador.

¿Qué tienen ambos hombres en común? Que fueron seres humanos como nosotros, con errores y aciertos, pero que vivieron amando a Dios y al prójimo hasta sus últimas consecuencias, siempre con la mirada y el corazón puestos en Cristo y María, trabajando para hacer de su mundo un mejor lugar para vivir.  Sólo por eso han sido proclamados santos, porque los santos no nacen, se hacen a diario, a cada paso, con cada experiencia y en cada oportunidad que tenemos para demostrar de qué estamos hechos.

Por eso, quienes piensan que ellos fueron especiales, deberían pensar que todos lo somos, todos estamos llamados a hacer la diferencia en el lugar en el que nos tocó vivir y que también podemos llegar a ser santos.

Por eso, quiero invitarlos a leer las vidas de Karol Joseph Wojtyla y de Angelo Giuseppe Roncalli, dos hombres que se esforzaron por hacer la voluntad de Dios y que desde el 27 de abril de 2014, podemos llamar “santos”.  Y a ti, ¿te gustaría ser santo?

 

Por favor, síguenos y comparte: