El Papa Francisco señaló que el diálogo sincero entre pastores y fieles es bello, cuando se enfrentan situaciones de dificultad en las comunidades. Así lo dijo este domingo previo al rezo mariano del Regina Coeli en la Plaza de San Pedro.
El Santo Padre reflexionó sobre el pasaje de los Hechos de los Apóstoles que se lee este V domingo de Pascua: «Jesús quiere que el cristianismo sea destinado a todo el mundo, por ello, cuando la comunidad cristiana que, hasta ese momento había sido favorecida por la pertenencia a una única etnia y cultura, la judaica, se abre al ámbito cultural griego, se resiente la homogeneidad y surgen las primeras dificultades: descontento, lamentaciones; voces de favoritismo y disparidad de tratamiento».
Los Apóstoles toman en mano la situación y llaman a una reunión ampliada también a los discípulos. Y dialogan pastores y fieles -dijo el Sucesor de Pedro- “Los problemas no se solucionan fingiendo que no existen”, y afirmó: “¡Y es bello este diálogo sincero entre los pastores y los fieles”.
“Confrontando, discutiendo y rezando, así se resuelven los conflictos en la Iglesia. ¡Confrontando, discutiendo y rezando!, con la certeza de que las habladurías, la envidia, los celos, no podrán jamás llevarnos a la concordia, a la armonía y a la paz”. Estuvo allí el Espíritu Santo -dijo el Papa. Y esto nos hace comprender que cuando nosotros dejamos al Espíritu la guía, él nos lleva a la armonía, a la unidad, el respeto de los diversos dones y talentos. Escucharon bien: ¡Nada de habladurías, nada de celos, ni envidias!
Francisco pidió a la Virgen “que nos ayude a ser dóciles al Espíritu Santo, para que sepamos estimarnos mutuamente y convergir cada vez más profundamente en la fe y en la caridad, teniendo el corazón abierto a las necesidades de los demás”.