Por Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo de San Cristóbal de Las Casas |

Buenas noches desde Roma. Llegamos aquí el viernes ya tarde, después de un largo viaje, un poco pesado, pero sin mayores contratiempos.

Esta mañana nos recibió el Papa a los obispos de Chiapas, Tlalnepantla, y algunos de las Provincias de Oaxaca, Veracruz y Tulancingo. Eramos unos 20, porque el viernes el Papa estuvo un poco indispuesto por fiebre, y no atendió al grupo de ese día, que lo unieron a nosotros en este sábado.  Nos saludó a cada uno con mucho cariño. Como a nosotros ya nos había tratado en diciembre pasado, el saludo fue muy cordial. De inmediato me dijo que me felicitaba por el nombramiento de Mons. Enrique como Coadjutor, y a éste le expresó su complacencia. Cuando Mons. le dijo que sentía susto ante el nuevo encargo, el Papa le animó y le dijo que el susto se le quitaría al estar hablando en los cuatro idiomas indígenas que habla; como quien dice, que el trato y la convivencia con los indígenas le quitaría el susto. Todo esto entre bromas y detalles de mucho afecto del Papa hacia ambos

Ya en la reunión, que duró entre saludos, conversaciones y despedidas, un poco más de dos horas, cada obispo brevemente expuso algunas realidades de su diócesis. El Papa sólo escuchaba atentamente a cada uno, y de cuando en cuando preguntaba o hacía algún comentario.  Al final nos insistió en la atención pastoral a los migrantes, reconociendo lo mucho que ya se hace por ellos. Nos pidió mucha cercanía a los sacerdotes y promover más las vocaciones sacerdotales.

De nuestra parte, además de agradecerle el nombramiento de Mons.  Enrique, que por cierto todos los obispos presentes aprobaron y aplaudieron frente del Papa, le recordé algunos pendientes de nuestra visita de diciembre pasado, como las traducciones litúrgicas que faltan de aprobar y la posible ordenación de nuevos diáconos permanentes. Puso mucha atención al respecto y esperamos los diálogos posteriores con sus colaboradores, para concretar estos asuntos.

Salimos a comer muy fraternalmente los cinco obispos de Chiapas, acompañados de sacerdotes que nos acompañan o que estudian aquí. Después, nos fuimos un largo tiempo a hacer oración ante las tumbas de Juan Pablo II, Juan XXIII, Pablo Sexto, y sobre todo de San Pedro, para concluir con un gran momento de adoración ante el Santísimo Sacramento. En estos momentos de oración, hemos tenido presente a toda la diócesis y las intenciones particulares que nos encomendaron. Rogamos que desde allá nos sigan fortaleciendo con su oración.

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