Por Felipe de J. Monroy | Director Vida Nueva México |

“¡Qué Dios le conserve la alegría!”, le dijo al despedirse el papa Francisco al obispo de Colima, Marcelino Hernández Rodríguez, quien al escucharlo rió abiertamente. Distendido, cercano, en español obviamente… así ha sido reportado el primero de los nueve encuentros que sostendrá el pontífice con los obispos mexicanos durante la visita que realizan al Vaticano desde este 12 mayo y que esperan concluya el día 31. En el ínterin, el Papa realizará una peregrinación a Tierra Santa, del 24 al 26 del mes.

Con alborozada inquietud, los obispos mexicanos dicen “¡Muchas gracias!” cuando Francisco les pide tomar asiento y lo reafirman con gusto; por primera vez en la historia la visita al Papa es en su lengua materna, así que se expresan en confianza y libertad. Hernández Rodríguez pregunta no sólo en español sino en franco tapatío: “¿Somos los primeros latinos, verdad?”. Francisco dice que ya han pasado los obispos españoles pero el mexicano insiste y hace rectificar al Papa: “¿Pero de América Latina no, verdad?”.

En efecto, los obispos mexicanos son los primeros mitrados del continente que realizan la visita denominada Ad Limina Apostolorum al papa Francisco; como se sabe está ordenada así por el derecho canónico y para muchos es una oportunidad de -en primer lugar- conocer y saludar al Santo Padre y también para actualizarse en el desempeño de sus funciones episcopales con las diferentes estructuras y dicasterios de la Curia Romana.

México es un país con una gran cantidad de obispos: 92 circunscripciones eclesiásticas que, entre diócesis y prelaturas, albergan a más de un centenar de mitrados. El país aún mantiene el segundo sitial por cantidad de católicos en el mundo tan solo debajo de Brasil y un tercer lugar de porcentaje proporcional de bautizados entre la ciudadanía con un 88 por ciento. Paraguay y Ecuador tienen el primer y segundo en la región de América Latina.

Por esta razón, la visita episcopal en Roma se hace en tres partes: organizados por ubicación geográfica y equilibrando un número aproximado de obispos, éstos mantendrán por grupos sendas audiencias con el Papa. De antemano, los obispos han enviado algunas informaciones generales al Vaticano como estadísticas, relaciones territoriales y diversas actualizaciones cuyo contenido redundará en las páginas del Anuario Pontificio. Sin embargo, también expresarán personalmente al Santo Padre las preocupaciones pastorales de sus diócesis  y las inquietudes que más les agobian.

Entre ellas están el tema del presbiterio.

El obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, fue encomendado por el episcopado nacional para coordinar algunos aspectos de la visita. Al charlar con él sobre este encuentro sintetiza: “La visita tiene como objetivo un encuentro personal con el Santo Padre, cada diócesis ya ha enviado un informe bastante general y concreto en donde se informa de toda la realidad de la diócesis bajo todos los aspectos y se hace una síntesis. En los encuentros que sostengamos con el Papa participarán diez diócesis por oportunidad, en él va a hablar solamente el obispo diocesano. Allí va a dar una visión general, sintética de la diócesis, máximo de cinco minutos por cada diócesis y el Papa podría preguntar, profundizar, etcétera”.

El saludo al Papa es solo un momento de la visita. Castro prosigue: “Son dos realidades con las que debemos estar en contacto. Tenemos que ir a todas las congregaciones y pontificios consejos; esto lo hacemos a través de la Congregación para los Obispos. Con la Prefectura de la Casa Pontificia vimos qué diócesis iban a participar en cada encuentro y en la Audiencia del Miércoles. Y finalmente, aunque hemos querido participar de la misa privada con el Santo Padre, y lo vimos con sus secretarios particulares, ellos han respondido que no es posible por la apretada agenda del Papa”.

El 19 de mayo se tiene programado el mensaje que Francisco a los obispos mexicanos, todos estarán allí para escucharlo.

@monroyfelipe

 

 

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