Esta mañana el Papa Francisco recibió a seis personas que fueron víctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes. Con ellos celebró la Eucaristía en la Capilla de Casa Santa Marta. Ahí expresó la angustia y el dolor que ha sentido por el hecho de que algunos sacerdotes y obispos hayan violado la inocencia de menores y su propia vocación sacerdotal al abusar sexualmente de niños.
“Es algo más que actos reprobables. Es como un culto sacrílego porque esos chicos y esas chicas le fueron confiados al carisma sacerdotal para llevarlos a Dios, y ellos los sacrificaron al ídolo de su concupiscencia. Profanan la imagen misma de Dios a cuya imagen hemos sido creados. La infancia, sabemos todos es un tesoro. El corazón joven, tan abierto de esperanza contempla los misterios del amor de Dios y se muestra dispuesto de una forma única a ser alimentado en la fe. Hoy el corazón de la Iglesia mira los ojos de Jesús en esos niños y niñas y quiere llorar. Pide la gracia de llorar ante los execrables actos de abuso perpetrados contra menores. Actos que han dejado cicatrices para toda la vida”, señaló el Papa.
El Santo Padre hizo alusión a las heridas que estos abusos han causado en muchos niños y niñas, con una angustia emocional y espiritual: “El sufrimiento de las familias ha sido especialmente grave ya que el daño provocado por el abuso, afecta a estas relaciones vitales de la familia.
Algunos han sufrido incluso la terrible tragedia del suicido de un ser querido. Las muertes de estos hijos tan amados de Dios pesan en el corazón y en la conciencia mía y de toda la Iglesia. Para estas familias ofrezco mis sentimientos de amor y de dolor. Jesús torturado e interrogado con la pasión del odio es llevado a otro lugar, y mira. Mira a uno de los suyos, el que lo negó, y lo hace llorar. Pedimos esa gracia junto a la de la reparación”.
Francisco reconoció que los pecados de abuso sexual contra menores por parte del clero tienen un efecto virulento en la fe y en la esperanza en Dios. “La presencia de ustedes, aquí, habla del milagro de la esperanza que prevalece contra la más profunda oscuridad. Sin duda es un signo de la misericordia de Dios el que hoy tengamos esta oportunidad de encontrarnos, adorar a Dios, mirarnos a los ojos y buscar la gracia de la reconciliación”, dijo el Papa a estas personas que fueron abusadas sexualmente.
“Ante Dios y su pueblo expreso mi dolor por los pecados y crímenes graves de abusos sexuales cometidos por el clero contra ustedes y humildemente pido perdón”. Además pidió perdón “por los pecados de omisión por partes de lideres de la Iglesia que no han respondido adecuadamente a las denuncias de abuso presentadas por familiares y por aquellos que fueron víctimas del abuso, esto lleva todavía a un sufrimiento adicional a quienes habían sido abusados y puso en peligro a otros menores que estaban en situación de riesgo”.
El Santo Padre reconoció la valentía de muchos que han denunciado estos abusos por parte de miembros de la Iglesia, por exponer la verdad: “fue un servicio de amor al habernos traído luz sobre una terrible oscuridad en la vida de la Iglesia”.
Y fue enfático al señalar que “no hay lugar en el ministerio de la Iglesia para aquellos que cometen estos abusos, y me comprometo a no tolerar el daño infligido a un menor por parte de nadie, independientemente de su estado clerical. Todos los obispos deben ejercer sus oficios de pastores con sumo cuidado para salvaguardar la protección de menores y rendirán cuentas de esta responsabilidad”.
El Papa habló de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, que buscará “las mejores políticas y procedimientos en la Iglesia Universal para la protección de menores y para la capacitación de personal de la Iglesia en la implementación de dichas políticas y procedimientos. Hemos de hacer todo lo que sea posible para asegurar que tales pecados no vuelva a ocurrir en la Iglesia”.
“Ustedes y todos aquellos que sufrieron abusos por parte del clero son amados por Dios. Rezo para que los restos de la oscuridad que les tocó sean sanados por el abrazo del Niño Jesús, y que al daño hecho a ustedes le suceda una fe y alegría restaurada”.
Al final de la celebración, el Papa pidió que rezaran por él para que “los ojos de mi corazón siempre vean claramente el camino del amor misericordioso, y que Dios me conceda la valentía de seguir ese camino por el bien de los menores”.
Encuentro sanador
Las seis víctimas que se reunieron con Francisco son tres hombres y tres mujeres que provienen de Irlanda (dos), Alemania (dos) y del Reino Unido (las últimas dos). En estos países, subrayó en una conferencia de prensa el vocero vaticano Federico Lombardi, «existe una estructura de la Iglesia que se ocupa de las víctimas».
Los invitó a participar en la misa de hoy el cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston y miembro del Consejo de los nueve cardenales que ayudan a Francisco en el gobierno de la Iglesia universal y en la reforma de la Curia.
Los seis adultos se reunieron ayer por la noche con el Papa, que pasó a saludarlos al refectorio de la Casa Santa Marta, en donde se alojaron las víctimas de los sacerdotes pederastas. Esta mañana, a las siete, los seis participaron en la misa en la capilla de la residencia y, concluida la celebración, el Papa se reunió con cada una de las víctimas (en compañía de un intérprete). Cada encuentro duró alrededor de media hora.