Antes de la audiencia general (del miércoles 22 de noviembre), el Papa recibió en dos encuentros separados a una delegación de familiares israelíes de los rehenes en Gaza y a una delegación de familiares palestinos de quienes sufrieron los bombardeos en la Franja: «Hemos ido más allá de las guerras, esto no es hacer la guerra, esto es terrorismo”.
Por Francesca Sabatinelli – Vatican News
No olvidemos perseverar en la oración por todos aquellos que sufren las guerras en muchas partes del mundo. El Papa, una vez más, en su saludo tras la audiencia general de hoy, 22 de noviembre, vuelve a lanzar sus llamamientos a la paz para «el querido pueblo de Ucrania, la atormentada Ucrania, Israel y Palestina». Francisco habla luego de los encuentros que tuvo antes de la audiencia con una delegación de familiares israelíes de los rehenes en Gaza y una de palestinos que tienen familiares en la propia Gaza y que viven bajo los bombardeos.
Ellos sufren mucho y he sentido cómo ambos sufren: las guerras hacen esto, pero aquí hemos ido más allá de las guerras, esto no es hacer la guerra, esto es terrorismo.
Se rece mucho por la paz
Avancemos por la paz, «recen por la paz, recen mucho por la paz», pide nuevamente Francisco, invocando que el «Señor ponga allí su mano, que el Señor nos ayude a resolver los problemas y a no a seguir adelante con las pasiones que al final matan a todos”. La oración es por ambos pueblos, el palestino y el israelí, «para que llegue la paz».
Encuentros con israelíes y palestinos
El Papa se reunió poco antes de las 7:30 horas en Santa Marta con doce familiares de rehenes israelíes y poco antes de las 8:00 horas, en el Aula Pablo VI, con diez familiares de palestinos de Gaza, cristianos y musulmanes. Estaban presentes el párroco de Gaza, padre Gabriel Romanelli, y un sacerdote ortodoxo griego. A ambas delegaciones, Francisco expresó su angustia y su compañía en su dolor.
Como confirmó en los últimos días el director de la Sala de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, los dos encuentros separados fueron «de carácter exclusivamente humanitario», como explicó el mismo Bruni, para un gesto de «cercanía espiritual al sufrimiento de cada uno».