El nuevo flagelo de Haití se llama virus chikungunya y lo transmiten los mosquitos, no suele ser mortal, pero es muy doloroso, y se ha extendido rápidamente por todo el Caribe y parte de América Latina. Haití es particularmente vulnerable porque muchos viven en casas en ruinas en condiciones higiénicas terribles y por lo tanto son un caldo de cultivo perfecto para los mosquitos que transmiten la enfermedad.
“El chikungunya es implacable en Haití. La falta de infraestructuras básica, las escasas medidas de control y las profundas desigualdades sociales y económicas dificultan la intervención para la prevención y tratamiento de la enfermedad”: es lo que se desprende de una nueva investigación sobre la epidemia en la isla, presentada por el instituto Igarapé, que tiene su sede en Brasil, desde donde han enviado la información a la Agencia Fides.
Desde el primer caso documentado en mayo, se han identificado ya casi 40 mil sospechosos, que están mantenidos bajo control por el personal médico. Los únicos lugares donde se registra un mayor número son la vecina República Dominicana y Guadalupe.
En la República Dominicana la Iglesia católica se ha comprometido, durante una reciente reunión de la Conferencia Episcopal con el Ministerio de Salud local, en involucrar a los sacerdotes y a los fieles para participar en las iniciativas sociales, y en las jornadas que está organizando el Ministerio para que los vecinos sepan cómo eliminar los mosquitos vectores de dengue y chikungunya. El Presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Nicanor Peña, obispo de La Altagracia, ha asegurado al Ministro de Salud el apoyo total de la Iglesia.
En Haití, el número real de personas contagiadas es muy superior a lo que se ha declarado, sobre todo ya que viven en la isla 10 millones de personas que a diario luchan contra la pobreza, la falta de agua potable, y más de 146 mil personas están desplazadas por el terremoto de 2010 y aún viven en viviendas precarias.
De acuerdo con la organización sin fines de lucro Partners in Health, de Boston, la tasa de infección es muy alta en todo el país y no sólo en los barrios pobres. También hay casos en las zonas más prósperas, como Petionville o la ciudad costera de Jacmel.
También se han señalado infecciones en aproximadamente 20 pueblos y territorios de la región, desde las Islas Vírgenes, Dominica, Martinica y Puerto Rico al Salvador en Centroamérica, así como en la Guayana Francesa, Guayana y Surinam en el norte de América del Sur. En Haití, la situación se ha desplomado hasta el punto de que muchas personas se han resignado a vivir con el virus. No existe una vacuna y el único tratamiento es a base de analgésicos y líquidos para evitar la deshidratación.