Por Juan Gaitán |
Definitivamente una de las preguntas frecuentes que el católico (y el no católico) dirige a la Iglesia es: ¿Por qué NO a las relaciones sexuales prematrimoniales?
Es una interrogante válida ante una postura que pareciera inadaptada a los tiempos actuales. He escuchado cualquier cantidad de argumentos para hablar a favor de las relaciones sexuales pre-matrimoniales y otro tanto de respuestas de la postura en contra que francamente preferiría que no se dijeran (sobre todo aquellas que utilizan el término “impureza”, pues me parece que cuando se usa en esta discusión está lleno de veneno).
Después de darle muchas vueltas al tema he llegado a una argumentación propia que desarrollo en este texto:
La Iglesia propone una serie de explicaciones para responder a esta pregunta que incluyen algunos conceptos que no todos comprendemos del mismo modo, como lo son: “Matrimonio”, “sacramento”, “amor”, “donación”, etcétera. Pero, a su vez, en estas explicaciones se presupone que se está hablando del Matrimonio con todas sus implicaciones sacramentales (que muchos católicos no conocen).
Es decir, los argumentos que la Iglesia da para explicar que las relaciones sexuales deben vivirse dentro del Matrimonio adquieren plena validez sólo cuando se habla del Matrimonio en su pleno sentido (teológico, social, antropológico, ético, etcétera).
Pero para entender el Matrimonio en su totalidad, es necesario comprender lo que es un sacramento, el valor que tiene; y el hecho de que alguien se sepa la definición no significa que lo haya comprendido del todo.
Continúo mi reflexión pensando que las personas que no se sienten parte de la Iglesia, que no asumen el papel activo que tienen dentro de ella y que no experimentan la presencia del Espíritu Santo, no participan de los sacramentos en su amplio sentido. No los viven como un verdadero encuentro de la Iglesia con Dios.
Finalmente, quien no está enamorado de Cristo y su proyecto del Reino de Dios, no entenderá el papel de la Iglesia, su composición y su misión, y no participará en ella gozosamente.
¿Qué significa todo esto? Que el primer paso para entender los argumentos de la Iglesia para decir no a las relaciones sexuales prematrimoniales y encontrarse en consonancia con ellos, es estar enamorado de Cristo, por lo que no encuentro ningún beneficio en los discursos excesivamente moralistas.
Es decir, cuando alguien me pregunta ¿por qué la Iglesia dice no a las relaciones sexuales prematrimoniales?, primero le hablo de Cristo y después lo demás.
En resumen: Los argumentos en contra de las relaciones sexuales prematrimoniales sólo tienen plena validez cuando se comprende al Matrimonio con todas sus implicaciones como sacramento, y esto solamente lo comprende quien asume lo que realmente los sacramentos son; pero sólo pueden apreciar los sacramentos como lo que son, quienes viven integrados a la vida de la Iglesia y se sienten parte activa de ella; y quienes se saben Iglesia es porque están enamorados de Cristo. Por lo tanto: a Evangelizar más y a moralizar menos.
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