En septiembre la Iglesia católica celebra el mes de la Biblia, ya que el 30 de septiembre es la festividad de San Jerónimo, uno de los Doctores y Padres de la Iglesia, quien vivió en el siglo V d.C., para quien la Palabra de Dios ocupaba un lugar central. Estaba convencido de que «quien no conoce la Sagrada Escritura no conoce a Cristo»; por eso se entregó a estudiar y a orar con la Biblia y la tradujo de sus idiomas originales —el hebreo y el griego— al latín, que es lengua oficial de nuestra iglesia.

Entrevista realizada por Rubicela Muñíz a Leonardo Mongui Director Asociado para América Latina Departamento Bíblico del Instituto Fe y Vida para El Observador de la actualidad

¿Por qué es importante para los jóvenes
estudiar la Biblia?

Para conocer más a Cristo: es el mejor sitio para encontrarnos con Jesús, para conocerle mejor, para descubrir que todo aquello por lo que le declaramos verdaderamente Dios y hombre se encuentra en las Escrituras. Es allí donde podemos entender cómo ser verdaderos discípulos-misioneros, descubrir qué cosas son las que nos pide y, sobre todo, para enamorarnos de Él. Porque la Biblia no es otra cosa que una historia de amor de Dios y la humanidad en donde los escritores sagrados descubrieron la presencia de Dios y la pusieron en Palabras con la inspiración, que la hace siempre nueva, del Espíritu Santo.

Para amar a nuestros hermanos: ser seguidores de Jesús y miembros de su Iglesia requiere alimentarnos de la Palabra, y que así, igual que las primeras comunidades cristianas, la Buena Noticia llegue a mucha gente con nuestro testimonio, para que, como nos lo mostraba Tertuliano, cuando otras personas veían a estas comunidades sólo podían decir: «Miren cómo se aman».

Para conocerse más a sí mismos: «La Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (Heb 4, 12).

Esto significa que ella es capaz de adentrarse en nuestro ser, cuestionarnos, invitarnos a alabar a Dios, es capaz de mostrarnos incluso aquello que no queremos ver; meditar la Sagrada Escritura debe llevarnos a experimentar, al igual que quienes escribieron los libros de la Biblia, la presencia de Dios en todo momento y su acción misericordiosa sobre la humanidad.

Porque siempre han sido reconocidos como evangelizadores: desde la óptica de los jóvenes la primera carta a Timoteo muestra que, en los orígenes de la Iglesia, ya los jóvenes tenían un papel vital en la evangelización.

El dinamismo, entrega y fidelidad por lo que se ama, hace que la etapa de la juventud se llene de vida, esperanza y retos creativos que brotan al descubrir las verdaderas razones para vivir y amar: «Que nadie menosprecie tu juventud: por el contrario, trata de ser un modelo para los que creen, en la conversación, en la conducta, en el amor, en la fe, en la pureza de vida. Hasta que yo llegue, dedícate a la proclamación de las Escrituras, a la exhortación y a la enseñanza» (1Tim 4, 12-13).

¿Cómo deben vivir los jóvenes este mes?

Al respecto se pueden proponer algunas cosas que son fáciles de realizar y nos ponen en sintonía con la Iglesia y pueden ser enriquecidas desde el dinamismo propio de los jóvenes.
A manera personal:

Este es un mes para que nos propongamos leer un poco más la Biblia. Por qué no intentar leer, por ejemplo, el Evangelio de Marcos que es el más corto, pero también fue muy utilizado para aquellos que en las primeras comunidades querían conocer a Jesús.

En nuestros grupos juveniles:

Quizás puedan aprovechar los materiales que se encuentran en los sitios web diseñados para jóvenes; por ejemplo, www.BibliaParaJovenes.org o www.Lectionautas.com que contienen documentos de formación, oraciones, Lectio Divina, especialmente diseñadas para ellos. También pueden proponer una sesión del grupo juvenil dedicada a conocer la Biblia; podemos pedirle incluso a nuestro párroco o a algún catequista que nos enseñe algo más sobre este tema.

En nuestras familias:

Qué tal sorprender a nuestros padres antes de las comidas durante este mes al leer un par de versículos de la Biblia, recordando que también es necesario adquirir el alimento espiritual.

En las redes sociales:

Podemos evangelizar a través de las redes, solo es necesario compartir algún versículo de la Biblia que nos guste. De hecho existen muchas páginas en Facebook, como la de Biblia Católica para Jóvenes, que a diario en un formato muy llamativo nos presentan citas bíblicas y otras el evangelio del día que podríamos compartir con nuestros amigos haciéndonos así evangelizadores digitales.

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