COLUMNA FE Y RAZÓN | Por Luis-Fernando Váldes |
Durante el Concilio ocurrió un fenómeno que afectó negativamente a la Iglesia. Fue la filtración de temas disputados y aún no resueltos en las aulas conciliares, que aparecieron en los medios como noticias que anunciaban cambios en la doctrina oficial del Magisterio eclesiástico. Los fieles vivieron cuatro años de desconcierto sobre cuál era la verdadera postura de la Iglesia.
Con motivo del próximo Sínodo sobre la familia, se repite ese fenómeno. Los medios presentan esta reunión de obispos sólo como una situación de crisis, en la que la Iglesia deberá cambiar su noción de matrimonio y de familia para sobrevivir.
El portal aleteia.org realizó una investigación, que tomó en cuenta 38,333 menciones, noticias y conversaciones en la red, en inglés, entre el 1 de septiembre de 2013 y el 1 de septiembre de 2014.
El resultado fue que los medios reducen todo el Sínodo a los siguientes temas: comunión a los divorciados vueltos a casar por lo civil, control de los nacimientos, aborto, matrimonio, convivencia prematrimonial, y pedofilia.
En bastantes casos, se intenta mostrar al Papa Francisco como lo que no es. Se presenta al Pontífice como un hombre que quiere reformar la doctrina, pero en realidad lo que pide el Santo Padre es que -sin cambiar la doctrina- la Iglesia sea valiente para atender a los que están en situaciones complejas.
Otro efecto de esta «batalla mediática» es que algunos medios presentan una división entre los obispos, como si hubiera dos bandos defendiendo dos modelos distintos de familia cristiana. Además, emplean categorías sociológicas o políticas para presentarlos: conservadores vs liberales, etc.
Por eso, recientemente el Prefecto para los Obispos, Mons. Marc Ouellet, aclaró a los medios que no es correcto presentar a los obispos como si fueran miembros del partidos políticos opuestos, buscando hacer prevalecer cada uno su propio punto de vista.
El tema de la familia es capital para que la sociedad occidental salga de la actual crisis cultural y de valores. Por eso, el Papa ha convocado a este Sínodo. Pero ha puesto como punto central hablar de la familia tradicional (padre, madre, hijos). Y, aunque ha pedido que se consideren los casos complejos, estos no son el centro del temario aprobado.
No soy partidario de atribuir estos fenómenos de opinión pública a las llamadas «teorías conspiración». Me parece que se debe más a la búsqueda de ‘rating’ por parte de algunos medios, y al afán de figurar de algunos obispos y de algunos teólogos. Pero la última palabra la tenemos los receptores: seamos más críticos y exigentes para conocer la verdad, más allá de los titulares sensacionalistas.