El Papa Francisco recibió esta mañana en audiencia a una delegación de la Alianza Evangélica Mundial (WEA, en inglés), una red de iglesias evangélicas en 128 naciones, con sede en Nueva York (Estados Unidos) que han formado una alianza con más de 100 organizaciones internacionales para dar voz a 600 millones de cristianos evangélicos en todo el mundo.
Comenzando su discurso a la Alianza el Papa subrayó que el Bautismo es un don divino inestimable que tenemos en común y gracias al cual no vivimos sólo en la realidad terrenal sino en la potencia del Espíritu. Después pasó a recordar que desde el principio hubo divisiones entre los cristianos, y que por desgracia todavía hoy sigue habiendo rivalidades y conflictos entre nuestras comunidades. »Dicha situación -observó- debilita nuestra capacidad de cumplir con el mandato del Señor de predicar el Evangelio a todas las naciones. La realidad de nuestras divisiones afea la belleza de la única túnica de Cristo, pero no destruye por completo la unidad profunda que genera la gracia de todos los bautizados. La eficacia del anuncio cristiano, indudablemente, sería mayor si los cristianos superasen sus divisiones y pudieran celebrar los sacramentos juntos, difundir juntos la Palabra de Dios y dar testimonio de caridad».
El Obispo de Roma manifestó también su alegría porque en muchos países del mundo, los católicos y los evangélicos han establecido relaciones de hermandad y cooperación, reconociendo que los esfuerzos conjuntos del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Teológica de la Alianza Evangélica Mundial »han abierto nuevas perspectivas, aclarando malentendidos y mostrando formas de superar los prejuicios». »Espero -recalcó- que estas consultas inspiren ulteriormente nuestro testimonio común y nuestros esfuerzos evangelizadores. Si realmente creemos en la libre y generosa acción del Espíritu, ¡cuántas cosas podemos aprender unos de otros! No se trata sólo de recibir información sobre los demás para conocerlos mejor, sino de recoger lo que el Espíritu ha sembrado en ellos como un don también para nosotros. También espero que el documento «Testimonio cristiano en un mundo multirreligioso. Recomendaciones de conducta» se convierta en fuente de inspiración para el anuncio del Evangelio en contextos multirreligiosos».
»Tengo confianza en que el Espíritu Santo, que suscita en la Iglesia, con su poderoso aliento, el coraje de perseverar y también de buscar nuevos métodos de evangelización, marque el comienzo de una nueva etapa en las relaciones entre católicos y evangélicos. Una etapa que permita realizar más plenamente la voluntad del Señor de llevar el evangelio hasta los confines de la tierra.. Os aseguro mis oraciones por esta causa y también os pido que recéis por mí y mi ministerio», concluyó Francisco.
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