«Cada generación está llamada a ser misionera… desde el principio. Como cuando los apóstoles Andrés y Juan encontraron al Señor y salieron entusiastas. Lo primero que hicieron fue ser misioneros. Corrieron ver a sus hermanos y a sus amigos para decirles: »Hemos encontrado al Señor, hemos encontrado al Mesías». Así ha dicho el Papa Francisco al recibir a los participantes del Cuarto Convenio misionero nacional promovido por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI).
Después de esas palabras improvisadas, Francisco citó su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium en la que hablaba de «una Iglesia en salida» y reiteró que »una Iglesia misionera no puede ser sino «en salida», sin tener miedo de encontrar, de descubrir las novedades, de hablar de la alegría del Evangelio…No para hacer prosélitos, sino para decir lo que tenemos y queremos compartir con todo el mundo; sin distinción pero sin forzar a nadie…. Las Iglesias particulares en Italia han hecho tanto…Repito algo que me dijo un cardenal brasileño: «Cuando voy a la Amazonia – porque tiene la tarea de visitar las diócesis de la Amazonia – Voy al cementerio y veo las tumbas de los misioneros. Hay tantos. Y pienso, «Estos podrían ser canonizados ahora». Es la Iglesia; son las iglesias de Italia».
»Os doy las gracias por lo que hacéis en diferentes maneras… y os pido que os involucréis con pasión para mantener vivo este espíritu -prosiguió el Pontífice- Veo con alegría junto con los obispos y los sacerdotes a muchos laicos. La misión es el deber de todos los cristianos, no sólo de unos pocos… La Iglesia italiana – repito – ha dado numerosos sacerdotes fidei donum y laicos que deciden entregar sus vidas para edificar la Iglesia en las periferias del mundo, entre los pobres y distantes… Os exhorto a no dejaros robar la esperanza y el sueño de cambiar el mundo con… la levadura del Evangelio, comenzando por las periferias humanas y existenciales. Salir significa superar la tentación de hablar entre nosotros olvidándonos de los que esperan de nosotros una palabra de misericordia, consuelo y esperanza. El Evangelio de Jesús se realiza en la historia. Jesús mismo era un hombre de la periferia, de esa Galilea, lejana de los centros de poder del Imperio Romano y de Jerusalén… Sin embargo, su palabra fue el comienzo de un punto de inflexión en la historia, el comienzo de una revolución humana y espiritual, la buena noticia de un Señor que murió y resucitó por nosotros».
El Papa animó a los presentes a incrementar el espíritu misionero y el entusiasmo de la misión, sin desalentarse en las dificultades y sobre todo »empezando por los niños porque los niños deben recibir una catequesis misionera. A veces, incluso en la Iglesia nos atrapa el pesimismo que amenaza con privar del Evangelio a tantos hombres y mujeres. ¡Caminemos con esperanza! Los muchos misioneros mártires de la fe y de la caridad, nos demuestran que la victoria está sólo en el amor y en una vida vivida para Dios y para el prójimo, partiendo de los pobres. Los pobres son los compañeros de viaje de una Iglesia en salida, porque son los primeros que encuentra. Los pobres son también vuestros evangelizadores, porque os indican las periferias donde el Evangelio aún no ha sido proclamado y vivido».
»Salir -finalizó- es no permanecer indiferentes ante la miseria, la guerra, la violencia en nuestras ciudades, el abandono de los ancianos, el anonimato de tantas personas necesitadas y la distancia de los pequeños . Salir es no tolerar que en nuestras ciudades cristianas haya muchos niños que no saben hacerse la señal de la cruz. Esto es salir. Salir es ser artífices de paz, la «paz» que el Señor nos da cada día y que el mundo tanto necesita. Los misioneros nunca renunciar al sueño de la paz, incluso cuando viven en medio de dificultades y persecuciones, que hoy vuelven a hacerse sentir con fuerza».