Por Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco |
Con este nombre, el Episcopado Mexicano lanzó una campaña permanente por la paz, como una forma de dar respuesta a la crisis humantaria que ha derivado en crisis política y social, con el fin de contribuir a la paz desde la misión pastoral de la Iglesia católica en México. Los obispos mexicanos en su pasada asamblea plenaria decidimos fortalecer la Dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación para que implementara un plan de acción en el que todas las diócesis del país asuman la campaña de acuerdo a sus circunstancias. Este plan de acción comprende cinco lineas.
La primera se refiere a la oración por la paz, puesto que ésta es un don de Dios que se suplica y se acoge. La oración, con sus diferentes expresiones nos pone en condiciones de desear, trabajar y comprometernos por la paz. La segunda linea tiene que ver con una campaña mediática en la que se van a ir transmitiendo mensajes a traves de los medios que tiene la Iglesia y también en los medios que hay en la sociedad, como radio, televisión, redes sociales y prensa.
La tercera linea consiste en el acercamiento a los jóvenes en los lugares y en las ocndiciones en que se encuentran, para acompañarlos en sus sueños y en sus esfuerzos por participar en la edificación de la sociedad. Creemos que es un sector estratégico que necesita de nuestra cercanía. Pretendemos crear centros juveniles con enfoque de paz. La cuarta linea de acción implica el compromiso de que todas las diócesis acompañen y atiendan a las víctimas de las violencias, siguiendo el modelo de Acapulco o de otras diócesis donde se tienen experiencias en el tema, aprovechando los aprendizajes adquiridos.
Y la quinta linea de acción se refiere a la animación de los diálogos sociales en los que los deiferentes sectores de la sociedad se encuentren y compartan sus sentimientos y sus pensamientos, sus propuestas y proyectos con el fin de que la sociedad civil se fortalezca y tenga una participación activa en este momento. La Iglesia no quiere ser protagonista sino animar y favorecer este tipo de procesos que, de hecho, ya han estado surgiendo en la sociedad civil. La paz tiene que ser una construcción social, que implica la justicia, la verdad y la reconciliación.