El Papa Francisco ha enviado una carta a un mexicano víctima de abusos clericales, es un escrito breve pero intenso.
Por Omar Arcega
Rostro de cristo
Hace dos décadas Jesús Romero Colín sufrió abusos por parte de un sacerdote de la arquidiócesis de México. Tras una investigación interna, la Arquidiócesis de México suspendió al cura, pero, cuando Romero le pidió colaborar en el proceso legal contra el agresor, ésta se negó a aportar las pruebas que usó para enjuiciarlo. Junto con otras víctimas de pederastia en México, Romero trató infructuosamente de que la Nunciatura Apostólica en México lo ayudara a exponer su caso al Papa Benedicto XVI durante su visita en 2012.
En el 2013 envió una carta al Papa Francisco contándole los abusos y denunciando el trato que recibió de la Iglesia mexicana. Tres semanas después, obtuvo respuesta:
«Sr. Jesús Romero Colín: Tengo recibida su carta. Con dolor, vergüenza la releí y también con los mismos sentimientos la respondo. Perdón en nombre de la Iglesia, así con sencillez se lo pido. No me sale otra palabra. Rezo por Usted y por todos los que pasaron por ese martirio (…) En usted y su sufrimiento veo el rostro ultrajado de Cristo. Fraternalmente, Francisco».
La carta fue escrita de puño y letra del Papa Francisco con un plumín azul sobre una tarjeta de papel opalina color blanco, en la que el sello del Estado de la Ciudad del Vaticano luce impreso en azul marino en la esquina superior izquierda. La tarjeta está fechada en el Vaticano, el 19 de julio de 2013.
Jesús guardó la carta durante más de un año, antes de decidirse a compartirla con la esperanza de que su difusión pueda servir para para que el proceso judicial contra su abusador no quede estancado