Por Francisco Xavier Sánchez |

Voy regresando de Neuchâtel, Suiza, después de haber participado a un encuentro de Delegados Nacionales para preparar nuestro próximo Congreso Internacional (posiblemente en Egipto 2016), de la Asociación Internacional de Estudios Médicos y Psicológicos de la Religión (A.I.EM.P.R), con el tema: “Y la carne se hizo Verbo”.00

En esta ocasión no fui yo solo a Europa, me acompañó mi sobrina Gaby, que acaba de cumplir 15 años y mi hermano y su esposa quisieron ofrecerle ese viaje como quinceañera. Estoy acostumbrado a viajar yo solo y por lo tanto éste viaje fue algo diferente. Creo que ella y yo nos conocimos un poco más durante esos 10 días de convivencia. Espero no haberla aburrido demasiado. Un tío cura y además filósofo no ha de ser tan fácil de soportar. Dicho sea de paso yo nunca fui chambelán. No sé por qué. O era yo muy feo y todos los jovencitos de mi colonia eran la reencarnación de Adonis caminando por las calles de mi colonia, o las muchachas donde yo vivía no tenían buenos gustos estéticos. Creo que era más bien lo segundo.

Pero no quiero escribir sobre quinceañeras en el poco espacio que me queda, sino sobre el clima de integrismo religioso que se vive en Europa. Pareciera ser que hemos regresado al tiempo de las cruzadas y con ello hemos retrocedido a la Edad Media. En ocasiones toca el protagonismo a los judíos, otras a los cristianos y por ahora parece ser el turno de los musulmanes. ¿Por qué los seres humanos no aprendemos de la Historia? Si en Europa se vive un clima de tensión ocasionado por el integrismo religioso, en México lo vivimos por la corrupción política. En el fondo son dos males (integrismo y corrupción) que se nutren de la misma raíz: el egoísmo humano. Un egoísmo que lleva a algunos a buscar imponerse a los demás, incluso a través de la muerte (religiosa y política) del otro.

La heridas no se olvidan y no pueden ser sanadas sino con el perdón y el amor sincero. Europa ha causado mucho daño a sus antiguas colonias, como los Estados Unidos y las grandes trasnacionales lo están causando a sus nuevas conquistas. Pero no es la venganza lo que mejorará al mundo. Lo peor de todo es cuando la religión se pervierte y se sitúa a partir del poder y no del servicio. La amalgama religión = poder nos ha llevado a años de barbarie y de sangre. Los religiosos (lideres y fieles) podríamos hacer mucho para cambiar al mundo, pero muchas veces pervertimos la religión utilizándola para fines personales (económicos y políticos).

Estoy contento de dar clases por segunda ocasión a estudiantes de la Comunidad Teológica de México (CTdeM), jóvenes seminaristas (hombres y mujeres) que se preparan para ser pastores en sus respectivas iglesias (metodistas, presbiteranos y anglicanos). El encuentro con el otro no puede sino enriquecernos y llevarnos a Dios. Insha´Allah.

Por favor, síguenos y comparte: