Superar la violencia, la corrupción y la impunidad que prevalecen en México depende de una sociedad civil que perdona y cree en la justicia restaurativa, pero que jamás permitirá que se olvide todo lo que ha sucedido.
Lo anterior fue la conclusión de la mesa de análisis académico “El fenómeno de la evanescencia en México: la desaparición y la violencia como forma de vida”, convocada por el Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana, y donde participaron el doctor Francisco Javier Escobedo, S.J., académico del Departamento de Psicología de la Ibero; el doctor Gilberto Santa Rita, profesor investigador del Departamento de Derecho de la misma universidad, y la maestra Cristina Burgos García, abogada penalista del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).
Francisco Javier Escobedo, S.J., quien es asesor internacional en la Fundación para la Reconciliación con sede en Bogotá, Colombia, propuso la promoción de una cultura del perdón y la reconciliación para cambiar el paradigma de violencia que hoy enfrenta México.
Advirtió que “el perdón no es un ejercicio sentimentalero, cursi o piadoso”, sino una virtud política necesaria para una democracia auténtica. De igual manera, su propuesta incluyó la exigencia de justicia, y se pronunció a favor de la investigación de los patrimonios ilegales.
Por su parte, la maestra Cristina Burgos, quien también se ha desempeñado como psicoanalista, recordó que entre las recomendaciones hechas por el Comité de Desapariciones Forzadas a nuestro país se hizo referencia a la unidad de búsqueda de personas desaparecidas. Esta unidad, precisó, ya existe en nuestro país, pero este año, paradójicamente, se le redujo considerablemente su presupuesto.
Aunque se declaró optimista ante la reciente creación de las salas de audiencias orales como una medida para combatir prácticas corruptas en los juzgados, así como la reciente colaboración de la Cruz Roja con la Procuraduría General de la República para la localización de desaparecidos por medio de bases de datos, señaló que los esfuerzos no han sido suficientes.
Hizo referencia al concepto de la “banalidad del mal” propuesto por la pensadora Hannah Arendt, que ha plagado a la cultura y la ha hecho volcarse contra sí misma. Criticó el papel que han adoptado las autoridades y los medios de comunicación en cuanto al tratamiento de temas como las desapariciones en Ayotzinapa o el caso Tlatlaya, y preguntó al auditorio si eran más censurables las expresiones de la frustración de la sociedad civil o la total indiferencia a la violencia.
Por otra parte, de acuerdo con el doctor Escobedo, la dinámica de reconciliación en la que centró su ponencia se enmarca en el contexto de justicia restaurativa, no punitiva: “Los victimarios también existen para el tejido, si no están ellos no estamos completos”.
Con respecto a este punto, el doctor Gilberto Santa Rita, especialista en derecho penal y del enemigo, aclaró, México ha importado políticas penales de otros países altamente punitivas, difíciles de concretar en la realidad en la que vivimos.
“Si nuestro Código Penal es un reflejo de nuestra sociedad, estamos en un gran problema. En México, nuestro código es agresivo, no cree en la reinserción social del infractor”, aseguró Santa Rita, y destacó que la moderna criminología ha demostrado que una pena mayor de ocho años ya no surte ningún efecto inhibitorio ni en el criminal en la cárcel ni en la propia sociedad.
“México no necesita más leyes, tenemos una amplia tradición política. Hay un excesivo ‘populismo punitivo’. Legislamos a partir de las noticias que aparecen en los medios de comunicación. No necesitamos una nueva ley, no necesitamos más penas. Ya contemplamos penas de 140 años para el secuestro con homicidio, por ejemplo”, declaró el penalista.
Agregó: “No necesitamos una reforma en materia penal, sino mejores intérpretes”.
Al igual que el doctor Escobedo, Gilberto Santa Rita propuso, desde la sociedad civil y los medios de comunicación, abogar por una política de reconciliación: es decir, aclaró, las organizaciones civiles y los medios de comunicación deben actuar contra el olvido, contra la “difuminación del recuerdo”.
Por ejemplo, recordó que los ciudadanos tienen derecho a grabar o registrar los actos de los policías en la vía pública, y el papel del llamado “periodista ciudadano” está refrendado por organismos internacionales.
Universidad Iberoamericana