Por Mónica Muñoz |
¿Qué es, que cuando la tienes no la aprecias y cuando te falta darías todo por ella?, ¡Exacto!, es nuestra salud. Comienzo con una adivinanza porque, desafortunadamente, a pesar de ser un don tan grande, es bastante menospreciado por las personas de todas las edades, especialmente los jóvenes, que se sienten inmunes a todo, debido a su fortaleza corporal.
Por esa razón, pasa con frecuencia que chicos y chicas abusan desvelándose, tomando en exceso y hasta drogándose. Usan su cuerpo para divertirse y no para aprovechar sus habilidades y talentos para fraguar una vida digna y prometedora.
Otras veces pasa que practican deportes de alto riesgo, corren sus autos a alta velocidad y por no despeinarse, andan en moto sin casco. Me ha tocado ver hasta cinco muchachos en una motoneta, arriesgándose tontamente a voltearse o ser golpeados por un coche.
Pero reitero, personas de todas las edades juegan con su vida, sin pensar en las consecuencias que esto conlleva. Hace muy poco, transitando por una carretera, llegué a un tramo con mucha carga vehicular, como dicen los que reportan el tráfico en la radio. El caso es que, veníamos a vuelta de rueda. Después de media hora, llegamos a un tramo donde se agilizó un poco el embotellamiento, por lo que los carros aceleraron. En una curva, bajamos la velocidad y pusimos las intermitentes para avisar a los vehículos que venían detrás que nuevamente nos detendríamos. Muchos autos hicieron caso de la señal, pero otros, lamentablemente no. Por el retrovisor derecho alcancé a ver una camioneta que frenó bruscamente, sin embargo, no pudo evitar impactarse contra un tráiler. Ignoro qué pasó con los pasajeros, porque debíamos avanzar y el celular no conectaba con los números de emergencia. Lo cierto es que, la vida ya no será igual para las personas que protagonizaron el accidente.
Debemos entender que una mala decisión puede traer graves consecuencias. Porque no sólo los que desafían con imprudencia el peligro pueden terminar mal. También aquellos que abusan de la fiesta, la comida o la bebida y otros excesos están apostando a contraer enfermedades que tarde o temprano acabarán con sus vidas.
Basta con echar un vistazo a las cifras de enfermos de diabetes, producto de la obesidad y sobrepeso que existen en México. Es alarmante ver cómo nuestros niños se han ido transformando. Hace años, era raro ver a un niño gordito, la mayoría era delgada, no sólo porque consumían poca comida chatarra, sino porque tenían más actividad física, veían poca televisión y las computadoras, tabletas y videojuegos no existían.
Y qué decir de los fumadores. Muchos se molestaron cuando se decidió prohibir fumar dentro de espacios cerrados pero definitivamente fue una buena medida para evitar el aumento de fumadores pasivos.
Ejemplos nos sobrarían para hablar de la manera en la que ponemos en riesgo nuestra salud e integridad, estoy segura de que todos conocemos algún caso en el que la fragilidad de nuestro cuerpo se ha visto comprometida, por eso quisiera hacer hincapié en que es sumamente importante crear conciencia en jóvenes, niños y adultos sobre lo que puede ocurrirles si no se cuidan, porque la riqueza de tener una buena salud no se paga con nada. Pienso especialmente en las personas que dedican vida y esfuerzos en trabajar tanto para obtener dinero, y que finalmente, en lugar de disfrutarlo, les sirve para curar sus enfermedades.
Valoremos la extraordinaria riqueza de la buena salud y procuremos conservarla, es normal que el cuerpo se vaya deteriorando con el tiempo y que las fuerzas vayan mermando, pero podemos retrasar esos efectos comiendo sanamente, durmiendo bien y haciendo ejercicio y además, aprovechémosla conviviendo con la familia y amigos, porque quizá un día ya no podamos hacerlo.