Por Omar Arcega |

La música también lleva a Dios

El Centro de Espiritualidad Agustino Recoleto, organizó en la ciudad de Querétaro un concierto por la paz. Se unieron voces de México y España con un objetivo en común: trasmitir a través de la música un mensaje de amor, de fe y de paz.  Fue una velada donde el grupo «Albatros» de los hermanos Ríos y el fraile español  José Manuel González Durán cantaron, interactuaron con el público y trasmitieron que más allá de las injusticias y el dolor, debe prevalecer la esperanza por un mundo mejor.

Fray José Manuel es sacerdote, y canta autor, platicó con El Observador sobre los retos y alegrías que implica hacer coincidir su vocación religiosa y musical.

¿Cómo descubres tu vocación de canta autor?

Desde que entré al seminario con los Agustinos Recoletos. Nosotros usamos la música no solo para la liturgia sino para veladas culturales. Nos enseñaban a tocar la guitarra y un día se me ocurre plasmar mis sentimientos en un papel. Y al mostrarlo a los demás les gustó y dije, pues delante con ello. Para mi es una necesidad sacar de mí las emociones que vivo como religioso.

¿Qué tan fácil o difícil?

Por un lado beneficia, porque lo recibido de la familia, del estudio de la teología y del carisma de la orden te interpela y te impulsa. Por otra parte, a veces tienes dudas si lo que cantas o escribes estará a la altura de un texto de san Agustín o gustará. Y finalmente, a veces lo que escribes es bastante íntimo y cuesta mostrarlo en canciones a los demás. Pero después recibes mucho más que lo que das cuando percibes que la gente le ha hecho bien. Es un regalo cuando alguien me dice esta canción tuya me ha acercado a Dios o me ha servido para un momento difícil, entonces sabes que todo vale la pena.

¿Cómo recibe la juventud esta música con sabor a fe?

La música es lenguaje universal y llega muy bien a los jóvenes a través del texto. Sin embargo de donde vengo,  España,  la música religiosa no está en su mejor momento.  Esto por dos razones. La primera es que la sociedad no es tan perceptiva al mensaje cristiano y esto dificulta que los jóvenes se acerquen. La segunda es que la música católica se ha conformado con producciones un poco pobres, creo que tenemos que invertir en todas las dimensiones  para que el producto junto con lo que viene de Dios, sea bueno y este a la altura de lo que el joven está esperando.

¿Cómo surge tu última producción?

La última producción se llama «San Agustín íntimo». La editorial San Pablo, estaba realizando una colección de discos con el  subtítulo «Íntimo»  la característica era musicalizar pequeños textos de los grandes hombres y mujeres de la espiritualidad, así surgieron los discos «Francisco, íntimo», «San Pablo , íntimo», etcétera. A mí me invitaron a musicalizar el de «Agustín íntimo» .La idea es que fuera un disco de canciones cortas, que la música te relaje y que las frases fueran como un mantra que penetrara en el corazón y te sirviera para hacer oración. Estoy muy contento con el trabajo de los arreglistas, embellecen lo que haces.

¿Qué implicó para ti?

Para mí no implica esfuerzo. Yo, si tuviera tiempo, estaría todo el día leyendo «Las Confesiones» un libro de mucha espiritualidad. Por otro lado san Agustín es un artista de la palabra. Su prosa tiene ritmo, es fácil encontrarle musicalidad. Ojalá tuviera más posibilidades de musicalizar textos de san Agustín.

Vivimos mucha violencia en México….

Hay mucha cercanía de España con México en nuestra familia Agustina Recoleta. Nos duele que las familias no puedan tener a sus seres queridos, nos lastima todo lo que está ocurriendo últimamente. El primer impulso es responder la injusticia con violencia, pero los creyentes debemos ver la figura de Jesús de Nazaret, ahí tenemos a un violentado y alguien injustamente asesinado. Tenemos que ver a Jesús, el pacífico y de él tenemos que aprender. No es fácil es ser pacífico. Pero es una bienaventuranza y eso significa que al final te hace feliz. Por supuesto que la paz es fruto de la justicia y cuando se encuentren a las personas que comenten injusticias deben pagar por ello, pero cuando es tanta la injusticia podemos sentir el deseo de devolver mal por mal. Quiero mandar un mensaje de cariño para todo el pueblo de México, que con la ayuda de Jesús, de la de San Agustín que sufrió injusticias desde niño, que los miremos a ellos como gente de paz. Y ello inicia desde el corazón. Pidamos a Dios que nos de paz en el corazón para impactar en nuestro ámbito de vida.

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