Misiones salesianas |
La guerra en Siria ha cumplido cuatro años y la escalada de violencia, muerte y destrucción no deja de aumentar. El sufrimiento de la población, especialmente la más débil, las mujeres y los niños, debería estar agotado hace tiempo a juzgar por las cifras de la sinrazón: más de 105 000 muertos, entre ellos al menos 11 000 niños, más de un millón y medio de personas heridas y más de seis millones de desplazados.
A pesar de ello, en el interior de Siria los Salesianos continúan cuidando a los jóvenes y a sus familias a través de tres centros (Alepo, Damasco y Kafroun), cada uno animado por tres sacerdotes y un diácono. Están activos desde antes de la guerra, ofrecen clases y cursos de formación, espacios de encuentro y desarrollo social y actividades deportivas, así como la asesoría postraumática, refugio de emergencia, reparto de alimentos yatención médica a las personas que lo necesitan.
«Llevamos adelante regularmente nuestras actividades y todos los viernes cerca de 300 niños y niñas, de la escuela primaria hasta la secundaria, asisten a nuestras clases», dice el padre Munir El Rai, Inspector de los Salesianos de Medio Oriente. «El número de jóvenes que asiste a las obras salesianas en Siria es cada vez mayor. Una de las razones es la relativa seguridad de nuestro centro juvenil, en comparación con otros centros juveniles parroquiales», asegura.
Niños sin escuela, sin educación: triste saldo de la guerra
La actitud de los gobiernos hacia la educación de los menores ha cambiado al entender que es fundamental para el desarrollo de las naciones. Ha habido un aumento en la matrícula escolar, pero la violencia y la inestabilidad en Medio Oriente y el Norte de África impiden a muchos niños recibir educación. Según la Unesco y Unicef, sólo en Siria hay 2,6 millones de niños que no están en la escuela, sea en su país, o en los que están los refugiados.
Acogida solidaria
Los misioneros salesianos acompañan a los refugiados sirios en Turquía, Líbano y Egipto desde principios de 2012 y asisten a diario entre 400 y 800 refugiados, muchos de los cuales son mujeres y niños.
En estos campos de refugiados salesianos proporcionan ayuda de emergencia y formación técnica a los refugiados para ayudarles a encontrar un trabajo estable.
Los salesianos enfocan su trabajo a la asistencia de los refugiados en las ciudades, que son particularmente vulnerables a la inseguridad económica, al desempleo de larga duración y al costo elevado de los bienes de primera necesidad, como la vivienda y la alimentación.
Los misioneros los orientan y preparan para una nueva vida después de tener que dejar todo atrás por la guerra, porque, a menudo, son muy vulnerables a ser explotados o involucrados en situaciones comprometedoras si tratan de hacer negocios en el país anfitrión para sostener a los familiares a cargo.