Por Francisco Xavier SÁNCHEZ |

Desafortunadamente, o afortunadamente, no hay “recetas a la carta” para el trabajo con chavos banda. Pienso en particular en tres aspectos que nos pueden ayudar para trabajar con ellos: Caridad, Humildad y Creatividad.

Caridad. Es lo primero que debe movernos al acercarnos al excluido del camino. En la parábola del buen samaritano, nos dice Jesús que varios “vieron” al hombre que sufría en el camino pero sólo uno, el samaritano, se “compadeció” de él. Compadecernos de nuestros hermanos es “ponernos en sus zapatos”, es padecer/sufrir con ellos y ellas. ¿Cuántas veces cruzamos a jóvenes marginados en nuestras parroquias pero tal vez les damos la vuelta por temor? Y se puede comprender debido a la violencia que vivimos en México, pero esto no es normal. Es triste que debido a la inseguridad que sufrimos ahora en México tengamos que desconfiar de cualquier ser humano que encontremos en nuestro camino. Por lo tanto debemos de vencer el miedo al otro, sobre todo al que es muy diferente de mí, y movidos por el amor acercarnos a hablarle. –¡Hola, buenos días! Me llamo Francisco y te he visto varias veces en mi camino y hoy he querido saludarte.

El trabajo de acercamiento con el otro, con los chavos banda en mi caso, no fue fácil. Recuerdo que algo que me ayudó mucho para tratar de entrar en su mundo fue ayudarme de “personas intermediarias”. Personas que participan, aunque sea poco en la Iglesia, pero que los conocen. Recuerdo que algunas muchachas del grupo juvenil de mi parroquia, tenían conocidos entre los chavos banda. Fue así como al principio intenté hacer reuniones mixtas, entre jóvenes no-banda y chavos banda. Pero pronto me di cuenta de que eso no funcionaba. Eran situaciones distintas que requerían temáticas distintas. Además de que algunos padres de familia no estaban de acuerdo en que sus hijos e hijas convivieran con chavos banda a quienes calificaban de lo peor.

Considero que el primer motor para trabajar con los excluidos es el corazón. Es el amor, cariño, simpatía, compasión –o como se le quiera llamar– por ellos. Ya después habrá qué ver cómo, cuando, métodos, etc.

Humildad. No podemos intentar ayudar al otro desde la arrogancia. Hay debilidades que son visibles, por ejemplo inhalar cemento en las calles o estar en la esquina prostituyéndose, pero todos de alguna u otra manera somos “manchados” ante Dios. Nadie puede arrojar la primer piedra al caído del camino. La humildad significa ponerme de rodillas para servirlos, para lavarles los pies. ¿Cómo se traduce esto concretamente? En un nacer de nuevo para ellos y con ellos. Hay que “entrar” en su mundo, en sus broncas en sus esperanzas. En mi caso por ejemplo, yo no había escuchado antes el rock (TRI, Haragán, Banda Bostik, etc.), no entendía su propio lenguaje (argot, albures, chistes, etc.), no sabía lo que significa vivir sin trabajo y con un padre alcohólico, por ejemplo, así es que tuve que aprender a nacer de nuevo a partir de ellos.

Es necesaria la humildad para avanzar a su ritmo y al ritmo que Dios quiere. Hay veces que se desanima uno y parece que se pierde el tiempo, porque ellos no avanzan como uno quisiera, siguen drogándose, peleándose o robando, por ejemplo. Pero hay momentos extraordinarios de “conversión”, o de “encuentros con Dios”, que marcan sus vidas y la vida de evangelizador para siempre.

Creatividad.

Se necesita ser muy dinámicos para trabajar con ellos. Pero si se tiene amor, las ideas creativas: partidos de futbol, conciertos de rock, peregrinaciones, películas, juramentos (con la frase: “Fui desapenjedado un mes”), reconciliaciones con entrega de armas, testimonios, etc., van saliendo poco a poco. En este contexto surgió una lectura de los Evangelios, desde abajo, a partir de su propio lenguaje. Recuerdo que un día uno de ellos me dijo:“Háblame de Cristo pero que yo le entienda valedor.” Entonces tuve la idea de ir traduciendo textos de los Evangelios con el lenguaje de la Banda.

Ya para terminar recomiendo también: 1). trabajar con ellos en dos niveles: colectiva e individualmente. Hay que hacer reuniones de grupo pero también visitarlos y conocerlos individualmente. Creo que es en el dialogo interpersonal (en el cara-a-cara como diría Emmanuel Levinas) que más logros se pueden obtener a largo plazo. 2). Pedir ayuda a profesionales para trabajar con ellos ciertos temas. Doctores para temas de sexualidad, Abogados para que conozcan sus derechos, Psicólogos, Matrimonios estables, etc. En este aspecto siempre hay gente capacitada profesionalmente y que está deseosa de participar también en el aliviane de la banda. 3). La oración. Para recordarnos que la obra de evangelización no es nuestra sino que viene de Dios. Nosotros no somos sino simples instrumentos en las manos de Dios. Nosotros sembramos, quien hace crecer la semilla es Él. Ánimo, no hay mejor trabajo que poner nuestros dones al servicio de nuestros hermanos.

Por favor, síguenos y comparte: