Por Rodrigo AGUILAR RODRIGUEZ, Obispo de Tehuacán |

Durante el tiempo de vacaciones se nos antojan muchas cosas, por esa sensación de libertad de un horario y de unas obligaciones a las que por un tiempo no estamos sujetos. Pero hay que estar atentos, es bueno revisar nuestras reacciones y expectativas ante esa perspectiva de libertad.

Ser libres es algo valioso, tanto que es central en nuestra condición humana. Pero hay que atender a las motivaciones en juego. No se trata de ser libres para el capricho, el antojo veleidoso. Hay que ser libres responsablemente: conforme a la identidad que nos vamos forjando y al ideal al que aspiramos.

De hecho conviene ejercitarnos noblemente en algunos aspectos de libertad. Por ejemplo ser libres de los impulsos egoístas, de los afectos desordenados, de los vicios que nos van esclavizando. Ser libres del afán de quedar bien, de la obsesión por ser exitosos.

Por otro lado, ser libres para actuar conforme a la verdad, la honestidad; libres para amar y ser amados, para darnos generosamente en el servicio a otros; libres para asumir más colaboración en la vida familiar. Libres para usar sana y sabiamente de la creación. Libres para crecer en la oración, como plenitud de libertad y que integra los demás aspectos de libertad.

Que las vacaciones escolares sean un tiempo precioso para  crecer y ayudar a crecer en una libertad responsable.

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