FE Y RAZÓN | Por Luis-Fernando VALDÉS |

El Papa volvió a tocar un tema sensible. Afirmó que los divorciados vueltos a casar no están excomulgados. Aunque esto no es una doctrina nueva, ¿por qué era muy importante que Francisco la volviera a mencionar?

1) Primero veamos lo que dijo el Papa, en el discurso pronunciado durante la Audiencia general del miércoles 5 de agosto. El Santo Padre continuó su catequesis sobre la familia y, en esta ocasión, habló de la atención pastoral de los divorciados vueltos a casar.

Francisco explicó que si bien esta situación contradice el Sacramento del matrimonio, la Iglesia “con su mirada de maestra que viene de un corazón de madre … animado por el Espíritu Santo, busca siempre el bien y la salvación de las personas”.

El Pontífice, citando a Juan Pablo II (Familiaris consortio, 84), añadió que la Iglesia siente el deber “por amor de la verdad” de “discernir bien las situaciones”, por ejemplo, entre quienes han sufrido una separación  y quienes la han provocado.

Luego, Su Santidad urgió a desarrollar en las comunidades católicas una “acogida real” a las personas que viven estas situaciones. Y añadió la frase que dio la vuelta al mundo: “Después de todo, ¿cómo podríamos aconsejar a estos padres hacer de todo para educar a los hijos a la vida cristiana, dando ellos el ejemplo de una fe convencida y practicada, si los tenemos alejados de la vida de la comunidad como si fueran excomulgados?”

E inmediatamente reiteró que “estas personas no son de hecho excomulgadas, no están excomulgados, y no deben ser absolutamente tratadas como tales: ellas forman parte siempre de la Iglesia”.

2) Quedó muy claro que una persona divorciada y vuelta a casar sigue perteneciendo a la Iglesia y debe ser acogida. Pero no todos los católicos los saben, ya que no la confusión entre divorcio (sólo en el caso de los vueltos a casar) y excomunión no es casual, pues coincide que en ambos casos esas personas no pueden recibir de modo ordinario los sacramentos. Pero hay una gran diferencia entre ambas situaciones.

Así lo explicó a Europa Press el canonista español, Jorge Otaduy: “La excomunión es una pena canónica que responde a un delito [como la herejía o el aborto] y uno de los efectos es que quien está excomulgado no puede participar en los Sacramentos, pero el divorcio nunca ha sido un delito y por tanto nunca ha estado penado desde el punto de vista canónico”.

La razón por la que los divorciados vueltos a casar no pueden comulgar (porque sí pueden asistir a Misa) es que su situación no es coherente con lo que la Comunión sacramental simboliza y hace presente: el matrimonio místico entre Cristo y su Iglesia, el cual es indisoluble.

3) El Papa exhortó a los obispos y sacerdotes “a manifestar abiertamente y coherentemente la disponibilidad de la comunidad a acogerlos y a animarlos, para que vivan y desarrollen cada vez más su pertenencia a Cristo, y a la Iglesia”.

Y con su habitual sentido práctico, Francisco animó a los divorciados y vueltos a casar a que participen en la vida eclesial “con la oración, con la escucha de la Palabra de Dios, con la frecuencia a la liturgia, con la educación cristiana de los hijos, con la caridad y el servicio a los pobres, con el compromiso por la justicia y la paz”.

Entonces, ¿qué es lo novedoso en el discurso del Papa? No es novedad la postura oficial de la Iglesia sobre los divorciados vueltos a casar, pero si es novedoso el impulso que el Santo Padre quiere dar para que estas personas se reincorporen pronto a la Iglesia.

lfvaldes@gmail.com

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