Por Leticia CASTAÑEDA DE FIERROS |

Se habla por todos lados de la “igualdad de género”.  A simple vista todo suena muy bien, pero analizando más a fondo me vienen a la mente varias reflexiones.

¿Porque en ningún momento hablan de la importancia y del valor de ser madre y esposa? ¿Por qué no se “empodera” a la mujer a trabajar en su familia?

Parece que toda mujer que quiera dedicarse a su familia está «sometida a su hogar». “¡Pobrecita, está en su casa metida todo el tiempo!  Y ni hablar de los hijos que son una carga para su “desarrollo”. Les quiero decir que la famosa “igualdad de género” es responsable de que nosotras como mujeres tengamos estás ideas y queramos salir huyendo de nuestras familias.

Ahora que está tan de moda la “discriminación”, pues me parece discriminatorio que no se promueva como una mujer exitosa a aquella que le dedica tiempo a su familia, a educar a sus hijos, a jugar con ellos, a ver a cada hijo como un proyecto valiosísimo. ¿No está dedicando su tiempo en la mejor compañía: su familia?

Los tiempos han cambiado, es cierto, hay muchas luchas feministas muy positivas. De hecho me considero feminista, porque estoy a favor de que la mujer sea valorada, recompensada, reconocida  en todos los ámbitos y aspectos de su vida. Las mujeres podemos, ¡claro que sí! Por eso se nos ha encomendado lo más valioso: ser madres. Y empezando por ahí somos diferentes a los hombres, no superiores ni inferiores: diferentes. Y lo diferente genera valor. Que aburrido si todos fuéramos iguales. Nos tratan de vender la idea de que al no ser iguales, somos víctimas de los hombres, víctimas de la maternidad, víctimas de los hijos. Perdón, pero yo no soy ninguna víctima. Yo estoy orgullosa de ser madre, esposa y CEO de mi familia.

La verdadera igualdad debería empezar por reconocer el valor de la maternidad. ¿No deberían de promover la maternidad y la paternidad? ¿No deberían de promover a aquellos hombres que también se involucran con sus hijos, con su educación? Parece que quieren que las mujeres vayan por un lado y los hombres por el otro. Si en una empresa se trabaja en equipo, en una familia también.

La verdadera igualdad es que se considere igual de exitosa a una mujer que se dedica a su familia y a una que se dedica a una compañía. Con la famosa “igualdad de género”, lo único que generan es un sentimiento de fracaso si te dedicas a tu familia, y nos van metiendo la idea que de los hijos son una carga, impiden nuestro desarrollo, nuestro éxito en la vida. Si no  somos igual de exitosas que los hombres no valemos nada. ¡Cuídado mujeres, nos estamos metiendo un autogol!

¿No deberíamos exigir al gobierno que el sueldo de una persona alcance para mantener de manera digna a una familia? Y entonces que la mujer pudiera decidir si salir a trabajar o quedarse en casa, porque en muchos casos la mujer tiene que salir de casa para mantener a su familia pues no le queda de otra. ¿No debería nuestro gobierno impulsar políticas públicas en las que se cuide a la familia y se reconozca el valor de la maternidad y paternidad? ¿Porque no promover trabajos de medio tiempo para que las mujeres puedan salir a trabajar y también dedicarse a su familia? ¿Porque no aumentar el tiempo de maternidad y también dar tiempo para que los papás estén con sus hijos? ¿Por qué no fomentar horarios flexibles, trabajo en casa?

Con la “igualdad de género” están rompiendo familias, separando a las madres de sus hijos. ¿Me pregunto quién va a educar a estos niños? Estamos dejando el futuro de nuestro país en manos de la televisión, la escuela… y hay que ver que les enseñan en las escuelas. Luego no nos preguntemos porque hay tanta violencia, porque tantas familias desintegradas, abusos, infidelidades, “embarazos no deseados”. Los medios de comunicación y nuestro gobierno promueve sexo y más sexo, condones por doquier, aborto. Luego porque hay tantas infidelidades, madres solteras, enfermedades de transmisión sexual. La verdadera igualdad consiste en que se nos valore y respete, no nos dejemos engañar.

La familia es el lugar en donde se aprenden los verdaderos valores, se enseña a respetar, compartir, dialogar, ayudar, amar. ¿No deberíamos exigir a nuestro gobierno políticas públicas a favor de la familia, para fortalecerla en lugar de desintegrarla? Luchemos por la verdadera igualdad, aquella que reconoce el papel de la mujer como madre y esposa, como directora de su familia.

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