El Papa Francisco fue recibido por el Presidente Barack Obama y su esposa Michelle Obama en la residencia presidencial donde ante 20.000 personas el Santo Padre pronunció su primer discurso en Estados Unidos.

En su discurso, Francisco afirmó que como hijo de una familia de inmigrantes, le alegraba estar en un país, construido en gran parte por tales familias y que los católicos estadounidenses estaban comprometidos en la construcción de una sociedad tolerante e incluyente en la que se salvaguardasen los derechos de las personas y comunidades y se rechazase toda forma de discriminación injusta. El Papa recordó también la importancia del derecho a la libertad religiosa y el deber de todos de preservarla y defenderla de todo lo que pudiera ponerla en peligro o comprometerla.

Francisco elogió la iniciativa de Barack Obama encaminada a la reducción de la contaminación atmosférica. »Reconociendo la urgencia también a mí me parece evidente que el cambio climático es un problema que no se puede dejar a la próxima generación-dijo-. Con respecto al cuidado de nuestra »casa común», estamos viviendo en un momento crítico de la historia. Todavía tenemos tiempo para hacer los cambios necesarios para lograr »un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar». Estos cambios exigen que tomemos conciencia seria y responsablemente, no sólo del tipo de mundo que podríamos estar dejando a nuestros hijos, sino también de los millones de personas que viven bajo un sistema que les ha ignorado. Nuestra casa común ha formado parte de este grupo de excluidos, que clama al cielo y afecta fuertemente a nuestros hogares, nuestras ciudades y nuestras sociedades. Usando una frase significativa del reverendo Martin Luther King, podríamos decir que hemos incumplido un pagaré y ahora es el momento de saldarlo… La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común. Como cristianos movidos por esta certeza, queremos comprometernos con el cuidado consciente y responsable de nuestra casa común».

El Santo Padre no olvidó citar los recientes esfuerzos para »reparar relaciones rotas y abrir nuevas puertas a la cooperación dentro de nuestra familia humana» que »constituyen pasos positivos en el camino de la reconciliación, la justicia y la libertad». »Me gustaría -dijo-que todos los hombres y mujeres de buena voluntad de esta gran Nación apoyaran las iniciativas de la comunidad internacional para proteger a los más vulnerables de nuestro mundo y para suscitar modelos integrales e inclusivos de desarrollo, para que nuestros hermanos y hermanas en todas partes gocen de la bendición de la paz y la prosperidad que Dios quiere para todos sus hijos».

»Señor Presidente -concluyó- una vez más, le agradezco su acogida, y tengo puestas grandes esperanzas en estos días en su País. ¡Que Dios bendiga a América!».

Al final de la ceremonia de bienvenida, el Papa y el Presidente se dirigieron al Estudio Oval donde tuvo lugar el intercambio de dones y el coloquio privado al que asistieron los familiares de Obama. El regalo del Pontífice fue una medalla de bronce del VIII Encuentro Mundial de las Familias que se celebra el 27 de septiembre en Filadelfia.

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