Por Carlos GARFIAS MERLOS, Arzobispo deAcapulco |
La semana pasada estuve en la Reunión de Formación Permanente de los Obispos de México, que se realizó en la Casa del Refugio en Monterrey, Nuevo León del 7 al 11 de Septiembre. Fue un encuentro muy enriquecedor que nos permitió a todos los participantes vivir una experiencia de perdón y prepararnos para la reconciliación, para dar mejores respuestas a las situaciones de violencia que se vive en nuestro país.
El perdón es irracional pero inteligente. Por eso, contra la irracionalidad destructiva de la violencia volvimos a aprender que podemos ofrecer continuamente la irracionalidad del perdón, pues sólo así se construyen personas nobles, ciudades y patria nueva.
El taller fue impartido por el Padre Leonel Narváez, fundador de las ESPERE (Escuelas de Perdón y Reconciliación) que tienen la finalidad de ayudar a las víctimas de agresiones y violencias a través de una metodología novedosa y con herramientas y redes de apoyo a reacomodar lo sucedido y a reconstruir su proyecto de vida, su sociabilidad y su seguridad a nivel cognitivo, comportamental, emocional y espiritual.
Las ESPERE son espacios comunitarios de encuentro renovador donde los participantes bajo la guía del animador aprenden a transformar constructivamente sus odios, rabias, rencores y deseos de venganza en perdón para después acceder a la reconciliación.
Estos talleres se imparten bajo los principios de que “perdonar no es olvidar, es recordar con nuevos ojos”. “Hacer justicia no es castigar, es recuperar a quien nos ha ofendido”. “La verdad sobre la ofensa no es solo la versión que yo tengo. La verdad la construimos entre todos”. “Re-parar es lograr que los enemigos se vuelvan a encontrar para pactar formas cada vez más elevadas de convivencia”.
Gracias a este Taller “los Obispos pudimos hacer una experiencia personal y comunitaria para fortalecernos en la respuesta pastoral que a gritos pide urgencia de la inseguridad y la violencia en nuestra Nación. En esta propuesta de las ESPERE tenemos una oportunidad valiosa para renovarnos nosotros mismos, nuestros sacerdotes y religiosos, al igual que nuestras comunidades. Hemos recreado nuestra esperanza en el poder transformador del perdón y de la reconciliación que es el corazón del Evangelio de Jesús y la fuerza que su Espíritu nos ha dado.
Con este encuentro pretendemos generar conciencia frente a la resolución de la violencia desde el Perdón, un tema social, económico, de formación humana y crecimiento interior. “La iglesia puede dar un aporte muy significativo para la paz en México y en el mundo, desde la perspectiva del Perdón”. No basta con resolver militar o negociadamente los conflictos, incluso con las más efectivas acciones policiales o con los mejores acuerdos oficiales, la paz es frágil y quebradiza. Es mucho más que el silencio de los fusiles y más que una negociación de intereses. La paz pretende sanar el corazón de las personas y de los pueblos y un instrumento fundamental será el perdón.
Se trata de lograr que las víctimas y los victimarios perdonen y se reconcilien de tal modo que ambos avancen en la construcción de proyectos de vida dignos, al tiempo que recobran tres pilares fundamentales de la existencia: el significado de la vida, la seguridad en sí mismos y la socialización.