Con la presencia de 283 participantes, provenientes de América Latina y el Caribe y de otros continentes, inició en Belo Horizonte (Brasil) el II Congreso Continental de Teología “Iglesia que camina con Espíritu y desde los pobres”.
En horas de la tarde, la celebración de apertura se nutrió de algunas expresiones simbólicas, latinoamericanas y caribeñas, al ritmo de notas musicales representativas de la región para “cantar la belleza de la vida”. Así comenzó la primera jornada, convocados/as por la profecía y la sangre vertida por hombres y mujeres, mártires por la fe y la justicia, así como por la memoria de las hermanas y de los hermanos que ayudaron a forjar la red Amerindia.
Evocando las realidades del “continente de la esperanza”, donde germinó la teología latinoamericana, los participantes se también se sintieron convocados por los gritos y clamores de la vida y, particularmente, de la Madre Tierra, vientre nuevo y fecundado, víctima de violencias, violaciones y abusos, que se une a “los gritos y a los clamores que brotan de hombres y mujeres empobrecidos, de las y los migrantes (…), de la inocencia y la esperanza arrebatada de niños y jóvenes; el dolor de mujeres oprimidas, violentadas y marginadas, así como los clamores de pueblos y culturas indo-afroamericanas pisoteadas”, como se expresó en la liturgia preparada para este momento inicial del Congreso.
Ante esto, “Amerindia convoca a celebrar la vida, la esperanza que brota del amor resucitador de Dios Padre, la fidelidad de Jesús y la presencia permanente del Espíritu Santo”, a la luz de la Palabra de Dios y con un sentido celebrativo: “estamos de fiesta, fiesta del continente de la esperanza, fiesta de este II Congreso de Teología Liberadora”, manifestó uno de los integrantes del equipo que animó la celebración de apertura.
Andar en Espíritu
La mexicana Socorro Martínez Maqueo, rscj, coordinadora de Amerindia Continental, y el uruguayo Pablo Bonavía, coordinador del observatorio eclesial de Amerindia, presentaron el Encuadre del Congreso, en el cual destacaron, en primer lugar, que “Amerindia se siente parte de una entrañable tradición del cristianismo latinoamericano-caribeño que encontró su expresión eclesial más reconocida en la Conferencia de obispos de Medellín”.
“La fuerza transformadora de los pequeños”, que se distancia del deseo de una iglesia poderosa, es, justamente, uno de los motivos que anima el caminar de Amerindia en América Latina y el Caribe, explicó Socorro Martínez, refiriéndose también a los cambios significativos que ha introducido el papa Francisco que “con sus opciones, gestos y enseñanzas nos invita a todos y a todas a una nueva forma de estar y de actuar que pasa por comprenderse y transformarse desde la solidaridad con el clamor de los excluidos y de la madre tierra”.
Por su parte, Pablo Bonavía recordó que el segundo Congreso “asume la memoria colectiva y el regalo del Espíritu” que representó el primer Congreso celebrado en 2012, con motivo del 50 aniversario del Concilio Vaticano II y los 40 años del libro “Teología de la liberación. Perspectivas”, de Gustavo Gutiérrez. Para continuar “avivando el fuego de una manera de hacer teología que quiere encender otros muchos fuegos tanto en la Iglesia como en la sociedad”, este Congreso asume el desafío de “un proceso de reforma eclesial que, lejos de todo narcisismo, promueve la participación en la acuciante gestación de un paradigma civilizatorio alternativo”, apuntó el teólogo uruguayo.
Para ello, el Congreso asumió un proceso de preparación, a modo de Pre-Congreso, a través de encuentros nacionales o regionales que dieron lugar a Jornadas de reflexión en ciudades como Bogotá, Montevideo, Guatemala, Buenos Aires, Santiago de Chile, Cochabamba, El Salvador y México, entre otros.
“Nos hemos convocado teólogos/as y militantes cristianos del continente para discernir desde la Palabra de Dios la presencia del Espíritu Santo en el seno de nuestras experiencias de solidaridad con los excluidos/as”. De este modo, el Encuadre del II Congreso Continental de Teología afirmó el deseo de “evocar algunas prácticas que nos abren a la presencia del Espíritu al interior de los clamores, resistencias y conquistas de muchos sujetos invisibilizados (…), desde la original concepción bíblica de la acción creadora y recreadora de la Ruah tanto en la historia como en la comunidad cristiana”.
Como fruto del Congreso, se espera “hacer un aporte al proceso de reforma eclesial, profundizando sus motivos, contenidos e instrumentos”, en un contexto marcado por el impacto social del factor religioso, como se refleja en buena parte de los conflictos que atraviesan la convivencia humana.
Con información de Amerindia